La Sociedad Amigos de Barquisimeto, fue constituida formalmente el 3 de junio de 1955, por un grupo de hombres con una visión futurista de la ciudad, entre ellos destacan el cronista y escritor don Raúl Azparren, monseñor Críspulo Benítez Fontúrvel, arzobispo de la Diócesis de Barquisimeto, Virgilio Torrealba Silva, José R. Mendoza, el doctor Méndez Llamozas, Juancho Alvarado, Francisco Cañizales Verde, Eduardo Loet y Carlos Hernández Bernal, cónsul de Colombia en Barquisimeto.
Virgilio Torrealba, fungió como orador de orden en el primer acto de la SAB en el auditorio del Grupo Escolar Costa Rica. Allí esbozó lo que sería la sociedad sembradores de la Barquisimetaneidad, memorable discurso que posteriormente fue publicado.
En el contexto de una férrea dictadura que vivía para el momento de su consolidación, los fundadores de esta institución supieron orquestar alianzas muy amplias en pro del desarrollo de la ciudad y de la entidad, incluso logrando un determinante respeto como institución social y sus acciones públicas, por parte de la autoridad militar en Lara, sostiene el sociólogo Nelson Fréitez destacado defensor de los Derechos Humanos.
Luego la SAB se convertiría en Fundasab y durante varios años funcionó en la antigua sede del Colegio Federal en la carrera 17 esquina de la calle 24, hasta que el inmueble colapsó y prácticamente cesaron sus actividades, para convertirse en una fundación nómada: sin sede.
Asienta Fréitez, que la Sociedad Amigos de Barquisimeto logró convertirse en la mejor experiencia organizada de la sociedad civil en el siglo XX barquisimetano.
Con las campañas ciudadanas más logradas, con las movilizaciones sociales más amplias y diversas y con los resultados más tangibles y de mayor impacto económico, social y cultural.
Basta rememorar sus acciones por la materialización de 2 universidades en los años 60, de las zonas industriales, del acueducto de la ciudad de Barquisimeto y de las vías interurbanas, hacia Acarigua, entre otras.
La SAB logró encauzar la energía y las aspiraciones vitales de la diversidad de sectores sociales de la ciudad, liderizándolas desde su núcleo directivo, por la amalgama de lo que el geógrafo urbano alemán Erdman Gorsem denominó “Las fuerzas motrices de la ciudad” (el comercio-Raúl Azparren; la iglesia-Mons. Críspulo Benítez Fontúrvel; el conocimiento- Froilán Álvarez Yépez y; la cultura-Casta J. Riera). En nuestras universidades debería estudiarse la historia, desarrollo y métodos de gestión ciudadana de la Sociedad Amigos de Barquisimeto.
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y escritor
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