Toda lucha social y política es necesario abordarla con los pies puestos sobre la Tierra ante las inevitables adversidades y riesgos de derrotas. Dudar para estar más próximo a la verdad. Pues los hechos políticos son testarudos y crudos como que el Sol sale todos los días por el este.
En ese orden de ideas hay que tener presente que se está sujeto a distintas coyunturas, momentos o situaciones concretas. Así ocurre que no toda coyuntura siempre conduce al triunfo ni tampoco desemboca en la paz o violencia. Pues sucede que no siempre la victoria está a la vuelta de la esquina. Es algo condicionado al desarrollo objetivo de los hechos y no a la buena voluntad de los hombres.
La lucha o preservación del poder se subordina al carácter del adversario con que se lidia. Todo complicado cuando se trata de elementos autoritarios negadores de la democracia. Máxime ahora en Venezuela donde los que controlan el poder son mafias entre cuyos soportes está el lumpen que solo sabe de la maldad.
Por ello conseguir un líder indicado por sus cualidades para una desempeñarse en una exigente y complicada coyuntura como la actual, es algo que no ocurre todos los días. A veces lleva tiempo en años y hasta décadas. Así los deseos de cambio de la población se fusionan con los nuevos liderazgos, los cuales inevitablemente emergen de tiempo en tiempo.
María Corina Machado es una líder política motivada por los principios que la han perfilado como alguien radical. La constructora de un liderazgo al margen del pantano sucio de la politiquería en que se plantea atravesarlo pero sin que todo el cuerpo quede cubierto de putrefacción.
Con su rebelde, firme y consecuente lucha en la línea de voltear la tortilla, demuestra que si es posible hacer política por principios, marchando contra la corriente de los que le hacen la comparsa al régimen estalinista. Le ha enseñado al pueblo venezolano el camino correcto a seguir. Vale decir, atreverse a cruzar el pantano sin llenarse todo el cuerpo de lodo. Es la manera como se ha conectado con el pueblo venezolano que la ha acogido.
Es la adalid de la pospolítica en la actual Venezuela víctima del destructivo régimen estalinista de izquierda y la convivencia con el mismo de algunos sectores de la oposición. La práctica de la nueva forma de hacer política al margen de su concepción oportunista como negociado contrario a los intereses de la mayoría del pueblo.
Ciertamente, no se ha logrado el objetivo de seguir avanzando electoralmente, con Machado como candidata presidencial, hacia la conquista del gobierno. Es un round que se pierde circunstancialmente pero no la pelea que prosigue.
Prepararse para la venidera revancha pues vendrán nuevos y mejores tiempos para las fuerzas democráticas del país de seguir en el camino correcto de acumular fuerzas y organización. Es lo que le da sentido a la consigna estratégica de “Hasta el final”.
Se trata de seguir avanzando con Edmundo González Urrutia como candidato presidencial de la oposición democrática venezolana tras la declinación acordada de Machado y Rosales. Es el candidato emergente electo por consenso para esta adversa coyuntura en que el régimen no ha cedido a la habilitación de MCM.
A su favor concurre, entre otros factores, que no tiene rechazo como ocurre con algunos dirigentes tradicionales y cohabitadores de la oposición. Además ha funcionado la unidad en las fuerzas democráticas contra los persistentes propósitos quebrantadores del régimen.
Por lo que se impone aquello de si cambian la situación también debe cambiar la táctica. En consecuencia, ese paso ha sido correcto por parte de las fuerzas democráticas. Luchar desde adentro en cadena de sucesivas jugadas como esta de haber reservado la postulación con visión estratégica para voltear la tortilla hacia adelante.
Ahora se trata de imponerse en las venideras elecciones para erigirse en la mayoría democrática. Porque como lo decía el escritor italiano Cursio Malaparte: “Siempre tenemos que luchar por la libertad”.
Freddy Torrealba Z.
X @freddytorreal11