El ingeniero eléctrico y mecánico César Quintini Rosales, fundador del Politécnico de Barquisimeto, además de haber acumulado una gran experiencia en esas especialidades, también fue sobresaliente profesional en en la industria petrolera y petroquímica, destacó en la docencia universitaria, fue un gremialista a carta cabal y sus méritos fueron ampliamente reconocidos y se ganó el respeto y la admiración como académico.
Sus huellas serán imborrables en la ingeniería y en la educación, subrayó su colega Antonio Patiño, miembro directivo de la Asociación Venezolana de Ingenieros Electricistas, Mecánicos y Afines (AVIEM), de la cual fue fundador el ingeniero Quintini Rosales, fallecido a los 91 años en Caracas. Quien siempre será recordado en el ámbito ingenieril venezolano nació en Monte Carmelo, un pueblito entre Valera y Arapuey, en el estado Trujillo.
Este ingeniero egresado del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, en 1954, en la especialidad sistema de potencia, hizo su reválida en la Universidad Central de Venezuela. En 1955 realizó una maestría en la Universidad de Stanford y otra en el Tecnológico de Massachusetts. Fue una persona muy dedicada al crecimiento y bienestar del país con los gobiernos democráticos y se entregó de lleno al sector eléctrico, expuso el ingeniero Patiño. Estuvimos trabajando cuando se conformó la Comisión Eléctrica Nacional del Colegio de Ingenieros de Venezuela, en Caracas, que se esmeró en lograr la generación eléctrica en el país.
El regresa ya formado del exterior cuando era muy incipiente la generación eléctrica que se producía en pequeñas plantas, las cuales se aprovechaban de caudales de quebradas y ríos, lo único que se contaba en esa época. Famosa era la cascada del Encanto en Los Teques, la planta eléctrica de Borburata en el estado Carabobo y así como esas había una gran cantidad de aprovechamientos hidroeléctricos y, por tanto, las centrales apenas podían alimentar pequeñas bombillas. sobre todo en plazas y parques.
Posteriormente fue creciendo la generación eléctrica, cuando ya venían los nuevos requerimientos y se comenzaban a comprar plantas termoeléctricas, que a través del aprovechamiento de energías primarias ( como el gas, gasoil y fueloil), le dieron al país posibilidad de ir teniendo un servicio. Después sería construido el Guri.
Fue así como logramos tener las dos fuentes de generación —hidro y termo— y el sector productivo venezolano fueron creciendo las industrias del hierro, del oro, el petrolero y surgieron las empresas Sidor, Alúmina, y todos esos desarrollos del sur y oriente del país. En los tiempos que me tocó hacer pasantía en Sidor, en el año 1974, Sidor contaba con 20 mil trabajadores y cuando sucedían los cambios de guardia nos quedábamos sorprendidos de la cantidad de buses que circulaban en Matanzas, y parte de todo ese desarrollo se debía a la labor cumplida por el ingeniero César Quintini Rosales, quien fue puntal de la empresa Cadafe, que se encargaba del sistema eléctrico de Venezuela.
Además de ser uno de los más importantes ingenieros en el campo de la ingeniería hidroeléctrica, Quintini Rosales trabajó con las empresas petroleras Creole Petroleum Corporation y Shell, fue directivo de Petróleos de Venezuela y factor fundamental en la industria petroquímica.
Y tuvo también destacada función como docente en la Universidad Central de Venezuela y, por supuesto, al ser escogido como el primer director del Instituto Politécnico echó las bases para que esa institución llegara a ser la Universidad que hoy goza del mayor prestigio en nuestro país.
El sensible fallecimiento del ingeniero Quintini Rosales, nos conmueve profundamente a los ingenieros y, en general, a todo el país porque supo ocupar cargos de importancia, incluyendo funciones ministeriales, y siendo ejemplo de capacidad, eficiencia, honestidad y ética, cualidades difíciles de encontrar hoy en funcionarios de la administración pública, dijo el ingeniero Patiño.