Al llegar Edmundo González Urrutia al poder, como lo indican las intenciones de votos que reflejan las encuestas, tiene que asumir la responsabilidad, obligación y el mandato constitucional de ejercer la soberanía nacional, plantea el licenciado Nolberto Herrera, asesor comunicacional en el estado Lara del comando de campaña liderado por María Corina Machado.
De acuerdo al texto constitucional, somos un país libre, soberano y como tal no podemos ser colonia como es lo que ha hecho este gobierno al ponernos a depender de Cuba y establecer convenios por motivos ideológicos con regímenes autoritarios y, por supuesto, enemigos de la democracia, violadores de los Derechos Humanos y esclavizadores de los pueblos que dominan, manifiesta Herrera.
En este sentido, la principal tarea en esa materia tiene que ser la de que Venezuela deje de ser la colonia de Cuba y, en consecuencia, regalarle todo el petróleo que esa isla, dominada por el comunismo más férreo del continente, necesita y ha necesitado en casi un cuarto de siglo.
Nos han preguntado acerca de la posibilidad de que Venezuela se desató por completo de Cuba y nosotros, quienes estamos en la oposición verdaderamente democrática, estamos de acuerdo en que el doctor González Urrutia, como diplomático que ha sido toda su vida con extraordinaria hoja de servicio en la cancillería, haga valer su condición de presidente de un país soberano.
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Para quienes tienen memoria frágil y no recuerdan lo que ha venido pasando en las abominables relaciones de Venezuela con Cuba, es necesario refrescarles la mente en este momento. Todo comenzó cuando Hugo Chávez fue recibido como jefe de Estado en La Habana por Fidel Castro, quien desde que logró alcanzar el poder en Cuba puso sus ojos en Venezuela para arrebatarle el petróleo.
Ese 13 de diciembre de 1994, tras haber permanecido dos años en la cárcel, Chávez fue esperado en la escalerilla del avión, que había aterrizado en el aeropuerto José Martí, por Fidel Castro. Pero, las cosas tomaron el carácter de sumisión con la firma entre Hugo Chávez y Fidel Castro, el 31 de octubre de 2,000, del Acuerdo Energético de Caracas, a través del cual se beneficiaron países de Centroamérica y del Caribe, pero con la particularidad de que a los cubanos se les garantizaban 53 mil barriles de crudo diario. Pero el regalo consistía en que sólo Castro pagaría el 25 por ciento de la factura a un interés del 2 por ciento, además de darle un año de gracia.
Las informaciones que se tienen señalan que actualmente supera los 60 mil barriles diarios, lo cual indica que el regalo es muy valioso. También hay que recordar el Convenio Integral de Cooperación de esa ocasión cuando el avispado Fidel Castro ofreció el envío “gratuito” de médicos para zonas donde no había galenos, pero debían tener alojamiento, comida y transporte para los cubanos y sus familias.
Asimismo ofreció el dictador cubano la construcción de tres centrales azucareros en Barinas, Apure y Guárico, los cuales no fueron hechos, ni siquiera se echaron las bases. De igual forma ofreció 3 mil entrenadores y profesores para deportes,. creación de granjas porcinas y otras de vegetales.
En octubre de 2002, Chávez, en Santa Clara, gritó a todo pulmón que Cuba y Venezuela eran una “sola nación». ¿Acaso no estaba violando la Constitución con tan descomunal afirmación de entrega del país a Fidel Castro? Pero, no fue una desbordada emoción por hallarse en aquella isla sometida por una dictadura comunista, sino una expresión muy sentida por Chávez, quien en otro de sus viajes a Cuba, ya en La Habana, el 23 de diciembre de 2007 volvió a pegar a todo gañote la misma oración; Cuba y Venezuela son una misma nación. Evidente delito de traición a la patria, repetiría el recordado doctor Román Duque Corredor.
Desde el 2.000 comenzaron a llegar funcionarios cubanos al punto que uno de los más cercanos colaboradores de Chávez, Luis Alfonso Dávila, quien había sido vicepresidente de la Asamblea Nacional, llegó a declarar a BBC Mundo, en 2010, que en Venezuela había la bicoca de 60 mil cubanos trabajando como asesores en diferentes dependencias oficiales.
Por esos días de ese año había llegado a Caracas, para resolver la crisis eléctrica, la cual seguimos padeciendo, el comandante Ramiro Valdés, vicepresidente del Consejo de Estado y ministro de Tecnología, encabezando una supuesta comisión técnica. No sólo le vendió plantas eléctricas al gobierno venezolano sino también emisoras comunitarias, según denuncia de Antonio Pasqualli, especialista en materia comunicacional, quien acusó al funcionario cubano de impedir el servicio de internet en la isla.
Y hubo críticas por la llegada del mencionado guerrillero porque fue el fundador del G-2, la temible policía política de Cuba. Nicolás Maduro no se quedó atrás en las relaciones con el régimen cubano porque, además de continuar la política trazada por Chavez, el. 20 de enero de 2.020 en transmisión nacional ordenó a todos los ministerios abrir las puertas al embajador cubano, Dagoberto Rodríguez Barrera, a quien incorporó al gabinete como asesor. Y Maduro no lo pensó dos veces para contratar como asesor económico a Orlando Borrego, nada más y nada menos que el asesor del Che Guevara cuando aún era un contador elemental y posteriormente obtuvo el doctorado en la Unión Soviética. El individuo fue guerrillero en Las Villas y el Ché lo tuvo siempre a su lado como persona de confianza y funcionario a su mando.
En su declaración escrita, el licenciado Herrera añade que no sólo ha quedado vulnerada la soberanía nacional con Cuba, sino también con las oportunidades que se le han ofrecido a otros países, especialmente a Guyana, y a los grupos irregulares armados que están operando en territorio venezolano.