Francisco “Coché” Rojas Rodríguez
Hay personas que nacen bajo la influencia de signos y tiempos históricos. Francisco José Rojas Rodríguez (Coché) nació un 11 de marzo de 1918 en la población de Cabudare, cuya población se dedicaba a la agricultura. Recordemos que, a mediados del siglo XV, Juan de Villegas en búsqueda de oro, fundaría en el poblado de Buría, a “Nueva Segovia de Barquisimeto, donde se daría la famosa rebelión del “Negro” Miguel. Luego vendría el sacrificio en la lucha por la Independencia para 1813, al mando del capitán Cristóbal Palavicini, acantonado en las selvas de Terepaima, de donde bajaron sus hombres para recibir al ya Libertador Simón Bolívar, instalado en la frondosa Ceiba de San Nicolás, donde impartió sus primeras instrucciones. Con la creación de la Provincia de Barquisimeto el cantón de Cabudare se honraría con el apellido de Palavicini, luego Distrito y hoy pujante municipio en pleno desarrollo.
A 10 años del nacimiento de Rojas Rodríguez en febrero de 1928, los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela promoverán la más importante gesta cívica del siglo XX contra la dictadura de Juan Vicente Gómez y diez años más, en 1938, aún adolescente, comprenderá la influencia de la calificada generación de 1928, con la muerte del dictador y la primera protesta cívica organizada republicana exigiendo reivindicaciones sociales y políticas que le motivara a inscribirse en la lucha por una Venezuela mejor, nunca antes vista por la explotación y exportación petrolera que auguraba mejor calidad de vida a los venezolanos y la educación sería fundamental para ello y Rojas Rodríguez se formaría precisamente para impartir al nivel de la primaria a la que se dedicaría hasta su jubilación luego de 42 años de servicio. La educación para entonces fue de manos de la política por las exigencias requeridas para el desarrollo del pais, inicialmente como maestro en la escuela Ezequiel Bujanda en 1938, Director de la Universidad Popular “Jesé María Vargas”, Director del Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio, Coordinador del Programa Experimental de Educación de Adultos, en cooperación con la UNESCO, implementando políticas de alfabetización e infraestructura para hacerla efectiva ante una población mayoritariamente vivía en zonas rurales y acaso un 30% en pequeñas ciudades. De allí, el fortalecimiento de la Sociedad Venezolana de Maestros en 1932, al calor entre muchos, del insigne Maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa.. En tan ambiciosa responsabilidad, se incorporó políticamente Francisco Rojas Rodríguez en el partido Acción Democrática, alcanzando posiciones dirigénciales y públicas, como diputado y Presidente de la antigua Asamblea Legislativa del estado Lara y en ese devenir, vivirá las tres grandes divisiones del partido hasta irse en la tercera. tras la pugna por la candidatura presidencial de 1968 que con justos derechos aspirará Prieto Figueroa, siendo era obvio que Francisco Rojas Rodríguez le acompañara y no alcanzado el objetivo se retiraría de la política, retornando a las filas de Acción Democrática hasta su muerte, el 8 de febrero de 2003,, tenía 85 años dejando a, su esposa Carmen Lugo de Rojas y su hija Yubiriy Rojas de Lugo tres nietos y tres biznietas y como patrimonio público una ciudadana admirable, digna y honesta que lo acredita como destacada personalidad larense del siglo XX vista en el XXI, cuando es evidente el deterioro moral de la sociedad venezolana por lo cual, rescatar su memoria es una manera de fortalecer el patrimonio cultural, social, político y costumbrista que en el caso del “cabudareño” Francisco José Rojas Rodríguez está a la vista, en sus trabajos publicado, como “Pedagogía al Alcance del Maestro”, “Padre de Familia y la Educación del Niño” además de artículos en el diario “El Impulso”, declaraciones de prensa y discursos, como el pronunciado con motivo del aniversario de la ciudad de Cabudare como Orador de Orden, (1991) donde plasmara su visitón histórica de la misma, sus costumbres y tracciones, advirtiendo que “Cabudare necesita asistencia y cuidado, para vigilar que no se desvíe, no se tuerza. Si se desordena el crecimiento puede conducir a graves, muy graves males sociales y es tarea de maestros, profesores, dirigentes a todos los niveles, autoridades de todas la tendencias, superarse, prepararse para poder conducir a un pueblo que se agiganta, que la improvisación y la incapacidad no lo malogren. Cabudare nació con las reciedumbre de las rocas y con esa consistencia se ha de elevar a porvenir”…
Y a la Historia voy, Victoriosa o vencida…
Jorge Ramos Guerra