Las giras épicas de María Corina Machado cabalgando sobre una camioneta blanca cortaron las amarras de la desesperanza para que la ilusión alzara vuelo hacia los nidos encumbrados donde esperan su turno los milenarios cóndores de la libertad.
A cada paso de la caravana triunfal se conforman pasillos humanos que aventados desde la miseria y desolación de sus casas heridas por el rayo del hambre y la separación, toman las orillas de calles y carreteras para aclamar con grito y llanto a la fugaz franela blanca bendecida por rosarios artesanales.
En el alma popular retoñaron las flores del optimismo y el raudal de anhelos secuestrados por el miedo brotó espontáneo hacia la ruta electoral y con lágrimas y canciones la gente repite la consigna hasta el final como un ritual de fe o como el rugido amenazante que se llevara por delante cualquier obstáculo que nazca en las mentes cancerberas.
Entre las multitudes que son legión y son voluntad reverberante de cambio y liberación no hay dudas ni temores sobre el objetivo a conquistar, ni hay recelos sobre la posibilidad se tuerza el destino debido a injerencias malvadas de quienes se niegan a dejar el poder
Pero en sectores clases media persisten temores profundos sobre el triunfo, basados en la capacidad de hacer trampas del régimen, manipulando el sistema electoral mediante unos hackeos que harán unos genios rusos que pueden trastocar los números a su antojo sin importar las auditorías que pueden hacer nuestros expertos graduados con honores en las mejores universidades del mundo. Esas son trincheras de desesperanza que se levantan en ciudadanos resignados al pesimismo.
A este respecto hay que decir que el equipo electoral de María Corina Machado tiene años trabajando la parte tecnológica y organizacional de las elecciones presidenciales , son en su mayoría jóvenes que manejan para atrás y para adelante el sistema electrónico, conocen a detalle los vericuetos informáticos y por ese lado podemos estar tranquilos. Por otra parte, para lo organizacional y el adiestramiento lo diseñaron de manera centralizada y no dejaron baches sin resolver, de allí que cualquier falla a nivel parroquial la solucionarán de forma expedita y eficiente. Su único problema es que en algunas regiones los partidos que apoyan a Edmundo González Urrutia no se ponen de acuerdo en torno a los equilibrios de participación, pero ello no será tampoco problema porque en los lugares donde no haya acuerdo solucionan el asunto con unas fórmulas matemáticas que garantizarán la representación de todos los involucrados en el padrón.
Por ello tanta mala vibración en las redes sociales sobre peligros inexistentes no ayudan en nada para que los electores se mantengan animados. Creando situaciones fantasmas que más bien pueden desalentar la participación.
Incluso para el caso que nos causa tanta preocupación como son los centros de votación de una sola mesa el propio sistema tiene una condición que si se abre más de cuatro veces sin captahuellas la pantalla de votación, el sistema automáticamente se cierra- El peligro real es que los miembros de mesa decidan pasar la votación a registro manual y para evitar eso es indispensable contar con unos testigos samurái que impidan esta barbaridad.
Sobre esto último tenemos una sugerencia, además del adiestramiento legal y técnico que se le da a los testigos debiera dársele una inducción sicológica que los convierta en seres humanos imbuidos de un patriotismo supremo y resistan con valentía cualquier amenaza o intimidación de quienes pretendan jugarle sucio a la transparencia electoral.
Jorge Euclides Ramírez