Cerrar por treinta días y multar con moneda extranjera a los hoteles donde se aloja María Corina Machado y sus equipos de campaña, clausurar restaurantes donde la líder y su gente visitan para consumir alimentos, despojar de lanchas que han utilizado como transporte para llegar a sitios remotos, decomisar aparatos de sonido y tarimas, colocar camiones para impedir el paso de la caravana opositora y, en fin, utilizar todo tipo de obstáculo para torpedear las giras de promoción de la candidatura del doctor Edmundo González Urrutia, es la más clara demostración de que estamos bajo un gobierno facineroso, malvado, represivo, intolerante, antidemocrático y violador de la Constitución porque está negándole los derechos a los ciudadanos para escoger a sus autoridades.
Así lo expresa una declaración de Alianza Bravo Pueblo, suscrita por el secretario general de esa organización en Lara, Juan Barragán, en la que se expresa que la mejor demostración de que este pueblo ha perdido el miedo es que fue sacado con la fuerza de los brazos de la gente el camión del oficialismo que había sido atravesado, en el municipio Gómez de Nueva Esparta, por donde pasaría la caravana que acompañaba a María Corina Machado. Y lo más grave es que los oficialistas lanzaron objetos contundentes contra las personas que conformaban la manifestación pública de adhesión a la candidatura de la Unidad, lo que es criminal porque buscaban hacer daños físicos.
No se puede creer en un gobierno que habla de amor, paz y estar contra la violencia cuando ordena a militantes de su partido a entorpecer la gira de María Corina Machado y causarle daño. No se puede olvidar fácilmente las órdenes dadas por el gobernador de Trujillo, Gerardo Márquez, a principios de agosto del año pasado, de caerle a golpes a María Corina Machado cuando tratara de entrar a su jurisdicción y ya antes Diosdado Cabello se había burlado de ella, llamándola María Teresa de Calcuta, por la turba que la enfrentó en Petare. ¿No son estas expresiones de violencia, odio y agresión? Pero María Corina Machado no sólo ha estado donde se ha intentado impedirle el paso, sino que ha recibido el más cálido, emotivo y emocionado recibimiento de la gente.
Este gobierno y, por supuesto candidato presidencial, no se atreve a realizar concentraciones como las que espontáneamente han sido las de María Corina en apoyo al candidato Edmundo González Urrutia, no por el temor a sicarios contratados como ha dicho Nicolás Maduro, sino porque éste no tiene respaldo popular, por cuanto las encuestas apenas reflejan que la intención de voto a su favor es de apenas el 8 por ciento mientras que el abanderado de la oposición lo cuadriplica, porque está por el 42 por ciento con tendencia a subir mucho más.
El lastre de Maduro no es sólo su pésima gestión, sino la corrupción, por cuanto en su contra tiene como aval que en su gestión se han identificado 146 tramas de corrupción por un monto de 70 mil millones de dólares, sin determinarse todavía el gran daño que produjo la trama Pdvsa-Cripto en la cual aparece como cabecilla el ex presidente de Venezuela y presidente de la petrolera, Tareck El Aissami, defendido de todas las acusaciones de delitos graves tanto por Hugo Chávez como por Maduro.
146 tramas de corrupción, sobre las cuales hay investigaciones en 26 países, no es un legado sino una vergüenza para los venezolanos porque estamos apareciendo en los índices de corrupción como el país más corrupto del mundo, lo cual es la peor desgracia porque ningún otro país, ni organismo internacional, ni grupo de inversión tiene confianza en Venezuela.
Esto lleva a preguntar: ¿cómo puede volver a aspirar a la presidencia una persona que no ha sabido controlar la administración pública y los funcionarios de su entorno roban y él no se percata porque la corrupción ha invadido todos los niveles del gobierno? No debiera, por tanto, entorpecer a quienes pueden detener la corrupción y comenzar a resolver los problemas de los servicios de salud, educación, electricidad, agua y combustibles, que son los principales del país. Y es por eso que la candidatura del doctor Edmundo Gonzalez Urrutia crece día a día porque queremos que haya un gobierno decente y logre que el país vuelva a tener despejado el camino para su desarrollo y el bienestar del pueblo, sin que haya ladrones en el gobierno.