#OPINIÓN La re-edición de Julio el coronel psicópata #12Jun

-

- Publicidad -

“Si tienes a un psicópata en tu vida, no te detengas. Corre”.

Doctor Iñaki Piñuel

- Publicidad -

«Lejos de la imagen de Hannibal Lecter, el psicópata adaptado o integrado, puede ser un pariente, un amigo, un compañero de trabajo».

En la caracterización de Julio el coronel psicópata, seguiremos abordando su perfil como jefe. Es menester aclarar que Julio el coronel psicópata es un cruce entre Julio el psicópata de alto hospicio (Chile) y el coronel psicópata Russell Williams, (Canadá) fetichista, violador y asesino. Personaje que nos permite exponer el narcisismo y la psicopatía desde sus peculiares perfiles.

¿Te han sometido a intimidación gestual y/o verbal en la institución y te han vejado?

¿Alguna vez tu jefe aprovechándose de estar a solas contigo, o usando tecnología ha grabado la entrevista para divulgarla y disminuir tu respeto social o laboral, o en compañía de público que no sabe que es un psicópata, que además lo alabe y le adule por sus atrevidas hazañas de irrespeto en contra de otra persona, te ha maltratado psicológicamente y te has sentido violentado en tus derechos humanos, porque te ha tratado con desprecio y humillación? Pues así se comporta Julio el coronel psicópata en su función de jefe.

La mayoría de los psicópatas son del tipo “integrado”, es decir personajes perfectamente aclimatados a nuestras sociedades, que carecen de norma moral y les faltan escrúpulos, pero que se muestran encantadores y seductores, generando una imagen social impecable que oculta al peor depredador conocido: un parásito oportunista que se endiosa a sí mismo cuando ataca a sus víctimas. No les hace falta cometer crímenes sangrientos para consumir y vaciar emocional o financieramente a sus víctimas. Lo suelen hacer sin tocarles un pelo, pero ojo pueden hacerlo.

El jefe abusador, manipulador, agresor, maltratador, narcisista, mentiroso y con una valoración grandiosa de su yo, es un psicópata, que minimiza a los demás y comete crímenes y delitos sin sentir ni culpa ni remordimiento; pues le excita experimentar riesgos y violar las leyes, además de utilizar de sobajar a las personas.

El psicópata representa el sujeto más preparado para arruinar y socavar nuestra confianza en las instituciones sociales. Su presencia en las diferentes áreas de la jerarquía social hace un enorme daño, porque las corrompe. A través del análisis de casos que nos proporciona la historia, se demuestra que cuando estos psicópatas socialmente camuflados – que prefiero llamar infiltrados porque no están integrados nada – alcanzan posiciones encumbradas, destruyen o desprestigian a las instituciones.

Ciertamente los psicópatas se caracterizan sobre todo, por asumir y perseguir estar en puestos de trabajo de dirección, da igual que sea una gran o pequeña institución, o una multinacional, da igual, les gusta ocupar cargos de Jefes, aunque sea una empresa con siete trabajadores, el de arriba tiene que ser el psicópata porque le gusta manejar a la gente, le gusta conseguir sus objetivos, que no necesariamente son los de la institución.

Primariamente hay que puntualizar que al psicópata lo caracteriza una educación social inexistente. Puede tener cursados estudios académicos o haberse robado o comprado el título o haberlo obtenido de cualquier manera fraudulenta en contra de la ética, pues no es íntegro ni honesto; pero independientemente de si nació con esta disfunción o la desarrolló, el caso es que la psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad.

La psicopatía es un trastorno psicológico caracterizado por una total división entre la razón y la emoción. Posee dos dimensiones o componentes, por un lado las características de la personalidad y por otro los comportamientos. El primer componente incluye aspectos de la personalidad en sentido estricto tales como la capacidad de fascinar, la valoración grandiosa de su ego, su capacidad de engañar y manipular, así como la crueldad y la falta de remordimientos, motivada por la escasa o nula vinculación emocional con los otros.

El segundo componente abarca los comportamientos antisociales y agresivos, responsables de una vida marcada por el ansia de vivir, sentir y experimentar estímulos continuados y situaciones límite, tales como el abuso a las personas víctimas que selecciona, la comisión de crímenes sin sentir remordimiento, lo que hace encubierto de bajo perfil o a la luz pública para experimentar riesgo extremo y sentirse pedante y jactancioso por burlarse de las leyes y de los hombres delante de todos.

Los psicópatas y los sociópatas comparten una serie de características, incluida la falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o la incapacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia. Una característica central de ambos es una naturaleza engañosa y manipuladora. Ni todos los psicópatas son asesinos, ni todos los asesinos son psicópatas, pero tampoco los psicópatas integrados están exentos de ser psicópatas criminales.

Es preciso estar alertas y tener cuidado porque cuando los psicópatas como el coronel Julio, no consiguen lo que quieren o se sienten descubiertos o amenazados en su personalidad porque ya todos saben que es psicópata o todos saben de sus delitos, entonces son capaces de cruzar la línea y planificar y ejecutar crímenes violentos como el asesinato o el sicariato, u otras bajezas, por propia mano o utilizando a quienes él considera sus súbditos, que son los secuaces a quienes ha convertido en delincuentes y que tarde o temprano junto al psicópata serán aprehendidos por esos delitos encubiertos de los que creen no han dejado cabos sueltos. Los psicópatas tienden a realizar crímenes premeditados con riesgos calculados. O pueden manipular a otra persona para que infrinja la ley, mientras se mantienen seguros a distancia.

Los psicópatas como el coronel Julio cuando se ven contrariados en sus intereses inconfesables como jefes de trabajo o en puestos de dirección protagonizan el sometimiento de sus subordinados, mediante detestables actos de bajeza en contra de los derechos humanos, enseñan literalmente sus dientes como fieras y ejecutan actos de desprecio, ultraje y subestimación hacia quienes han escogido como sus víctimas. Hay que tener mucho cuidado y saber identificar al jefe psicópata, porque los hay que de manera atrevida y temeraria pretenden controlar tu vida personal y restringir tu libertad de pensamiento e incluso arruinar tu reputación laboral, manipulando a sus secuaces para que hagan o digan o practiquen actos repugnantes en contra del empleado o empleados víctimas.

Recuerde que el psicópata es un mentiroso, manipulador, narcisista y se siente un Dios todo perfección y que las demás personas son “cosas” manipulables para obtener sus objetivos. Además el psicópata es un envidioso, puede tener mucho de lo que ha acumulado rateando y delinquiendo, pero siempre quiere ser el primero incluso en talento y desarrolla envidia en contra de quienes destacan por sus capacidades y habilidades que él quisiera poseer y entonces decide poner en marcha su juego subterráneo de ataques de destrucción ocultándose detrás de la gente que manipula.

Los psicópatas son astutos y no tienen interiorizada una conducta respetuosa hacia los demás. Son excelentes actores, son camaleónicos, se saben camuflar y en ello fingen valores que realmente no tienen ni sienten , porque no poseen valores sociales como el respeto a los demás, ni el amor, y les causa emoción dañar a las otras personas. El psicópata se cree un Dios, y siente que tiene la autoridad para entrometerse en la vida personal de los demás, a quienes ve como insignificantes personas, a quienes hay que minimizar. No olvidemos que el psicópata está convencido de que las demás personas son casi basuritas, que solo les son útiles para materializar su manipulación y conseguir los fines siniestros y criminales que se ha trazado. “Utilizan a los demás como objetos para conseguir sus propios beneficios, como si se tratase de cosas, como si fueran una silla o una mesa”. Así lo expone Robert D. Hare, Doctor en psicología e investigador de renombre en el campo de la psicología criminal.

Los rasgos más característicos de los psicópatas y por supuesto los de Julio el coronel, son la falta de empatía, la falta de remordimientos o la falta de culpa. Muchos psicólogos diagnostican que los psicópatas y los sociópatas son lo mismo y que en el desarrollo de esa anormalidad influyen tanto factores genéticos como ambientales. Lo cierto es que ni el sociópata ni el psicópata desarrollan conciencia. Por eso los psicópatas carecen de esa empatía y son más impulsivos. No es que no sientan emociones, las pueden sentir, lo único, es que no sienten empatía. Por eso, pueden llevar a cabo conductas violentas, aterradoras, desafiantes y violadoras de las leyes y los convencionalismos sociales.

Tal cual el coronel Julio, el psicópata es un peligroso depredador social.. Al igual que los animales, los depredadores humanos van por las personas más apetitosas. Sus objetivos son aquellas personas que tienen las características que el psicópata envidia: talento, amabilidad, ética y moral, carisma o fuerza de voluntad y hasta inocencia. El psicópata selecciona como sus víctimas o depreda de las personas felices que han tenido la desgracia de cruzarse en su camino.

«Mi lema es: róbalos a todos, viólalos a todos, mátalos a todos».

Carl Panzram (psicópata/asesino serial).

Dr. Crisanto Gregorio León

[email protected]

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -