A mi hija Ivette.
Hoy estás de cumpleaños (9 de Junio) Ya no eres la niña que correteaba a mi alrededor invitándome a jugar, creciste hasta convertirte en una bella mujer. Parece que nada hubiera cambiado, las campanas del alba siguen desplegadas sobre el tul de los rosales, los luceros como siempre día a día se esconden tras las colinas como luciérnagas cansadas, con la diferencia de que la aurora, a pesar de la lejanía en que te encuentras, inaugura cada vez mi día con el grato recuerdo de tu sonrisa. Siempre estás aquí dándole vida a mis ilusiones y hasta a mis esperas que sueñan con que un día regreses a tu patria…
Así es la vida hija mía, en ella caben tantas cosas buenas y tantas otras difíciles, lo tremendo y hermoso es que de tanto insistir, después de darse tantos tropezones, el cielo y todo se confabula para que la oportunidad y el sueño se den y la vida sonría ante el cuadro maravilloso de una existencia feliz. El tiempo es un desafío al que enfrentamos cada día, crecemos a la par de otras vidas, nos acostumbramos a vivir bajo soles ardientes, somos de tierra caliente, de montaña, de páramo en perenne ocaso, tierra de plátanos, de araguaneyes, de apamates, de árboles frondosos, de flores, de café y de poetas, es aquí donde el sol establece su abrasadora labor al mediodía.
Uno elige su camino, tú elegiste acertadamente el más florecido, el más bello. Habiendo tantos caminos elegiste vivir cerca de albatros y gaviotas que parecen azahares sobre la corriente, caminos lejanos donde son fuertes los vientos y el mar riega copas de frio sobre las enredaderas que lo bordean, mientras allá arriba brillan bajo el cielo los cálidos luceros. Como humanos no nos detenemos en la lucha, venimos de la vida y vamos caminando hacia la vida, hacia el pan de cada día, abriendo caminos, disfrutando de las bondades recibidas del cielo.
Por aquí y por allá van nuestras arterias derrochando alegrías, somos joyas talladas al amparo del cariño, barro dócil moldeado por la mano de Dios, manejados por el tiempo, somos ilusión, vamos por el mundo como los recodos que alimentan en lo profundo de sus aguas a sus creaturas, vamos de aquí para allá con la diferencia de que nosotros tenemos memoria y todo lo atesoramos, en cambio el agua no sabe de silencios ni de nostalgias, nosotros guardamos secretos melodiosos en un rayo de luna, somos tantas cosas, cantamos cuando nos ahogan las palabras, somos juncos que no se doblan aunque arrecien las tormentas. Inexorablemente vamos cambiando hija mía como cambia el tiempo y cambia la tierra, como llegan las fechas y se van como se va el otoño con sus hojas de colores tapizando los caminos y nosotros seguimos locos de luz y de sueños, a pesar del frio.
El hombre jamás se cansará de ir tras el oro y el elixir de la eterna juventud. La apariencia no cambia la realidad del tiempo que todo lo muda y envejece. Es imposible huir del destino, la cirugía del rostro no cambia la realidad de hacerse viejo. La alegría aflora belleza al rostro, la felicidad se gana, eres ejemplo de esas ganancias nobles, sanas y beneficiosas, espiritualmente eres un ángel cargado de bondades y múltiples virtudes, guerrera incansable, artista de tus bellas obras, elegiste de la vida la mejor parte, la razón de existir y la belleza de tu nobleza y sencillez, deleite que nadie podrá arrebatarte jamás mi querida y amada hija.
Recibe mi bendición. Feliz cumpleaños
Mamá