El Servicio Nacional de Migración de Panamá ha revelado que desde el comienzo del año hasta la fecha, 174.513 migrantes han atravesado la densa y peligrosa selva del Darién, buscando nuevas oportunidades más allá de las fronteras panameñas. Tan solo en los primeros seis días de junio, se registró la llegada de 4.499 personas, compuestas por 3.598 adultos y 901 menores.
Este fenómeno migratorio, que alguna vez fue considerado una travesía casi imposible debido a la naturaleza inhóspita del tapón del Darién, ahora ve un incremento constante de personas dispuestas a enfrentar sus riesgos. En el año anterior, la cifra alcanzó más de medio millón, con la mayoría aspirando a continuar su viaje hacia los Estados Unidos.
Migración infantil en la selva del Darién
La situación de los menores es particularmente alarmante. UNICEF ha informado que el número de niños migrantes que se aventuran por esta ruta ha aumentado en un 40% este año, lo que podría marcar el quinto año consecutivo de cifras récord en migración infantil. De los más de 30.000 niños que han cruzado el Darién en los primeros cuatro meses de 2024, alrededor de 2.000 lo hicieron sin compañía o separados de sus familias.
El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, ha expresado su intención de «cerrar Darién» como parte de su campaña política, proponiendo un proceso de repatriación respetuoso de los derechos humanos para los migrantes que cruzan anualmente. Sin embargo, la viabilidad de tal medida es cuestionable, dada la extensa frontera de 266 kilómetros y la complejidad de disuadir a los migrantes, muchos de los cuales dependen de traficantes para su travesía, señaló CNN.
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Ariel Ruiz, analista de políticas del Instituto de Política Migratoria en Washington, ha comentado a CNN que reducir la migración a través del Darién es una tarea desafiante, que no solo implica controlar los puntos de entrada sino también manejar la información sobre los facilitadores de la migración.
Los migrantes enfrentan numerosos peligros en su paso por el Darién, incluyendo robos, asaltos, secuestros, enfermedades, ataques de animales salvajes y accidentes en un terreno dominado por ríos, montañas y lodazales, según reportes de la Acnur. Este flujo migratorio sin precedentes pone de manifiesto la necesidad urgente de una respuesta humanitaria y de políticas migratorias efectivas.