Estamos en vísperas de un gran triunfo en las elecciones presidenciales. Efectivamente este 28 de Julio es la fecha cuando el pueblo venezolano expresará en las urnas de votación su decisión de darle un giro total a la conducción del país, no imaginamos otro escenario porque un resultado diferente nos llevaría hacia una vorágine social de consecuencias impredecibles.
Pero debemos tener claro que esta victoria es apenas el primer paso de un largo camino hacia el restablecimiento de la normalidad democrática. Del triunfo a la asunción de la Presidencia de la República transcurrirán seis meses, lapso en el cual se debe actuar con suma serenidad porque cualquier movimiento en falso puede echar por tierra el tránsito pacifico hacia un nuevo gobierno y en nombre de la paz se pueda instalar en el país un régimen gendarme que no sabemos cuándo terminará su mando. Es por ello imprescindible un proceso de entendimiento, una negociación mediante la cual se garantice el fiel cumplimiento de la Constitución. Ello no será fácil porque algunos exigirán la entrega del poder de manera inmediata y atropellada, lo cual pudiera generar conflictos de calle inoportunos.
Al asumir la Presidencia Edmundo González Urrutia tendrá que entenderse con una Asamblea Nacional donde no tendrá ningún representante, un Tribunal Supremo de Justicia absolutamente parcial, la Contraloría, Fiscalía, veinte gobernadores y centenares de alcaldías del PSUV. Bajo este escenario habrá que actuar con mucha firmeza y cautela. Todos los sectores sociales víctimas de un monumental empobrecimiento exigirán respuestas urgentes a su drama, el país tiene como expectativa soluciones instantáneas y no las hay, serán momentos donde el nuevo gobierno necesitará de liderazgos fuertes que puedan explicar y persuadir a la gente que deben tener paciencia. Se necesitará de expertos negociadores que sepan mantener un clima de entendimiento en las alturas de poder y de convincentes líderes de masas que apacigüen el clamor de la calle.
No es un camino de rosas y alfombras mullidas lo que nos espera en el corto plazo, es un reto muy exigente que debemos enfrentar con inteligencia, serenidad, empatía y buen juicio, para que esta ruta pacífica para el rescate democrático que lidera con nobleza y gallardía María Corina Machado, no se desvié hacia las calles ciegas de violencia que siempre están en el panorama de las crisis nacionales.
Y estos pronósticos deben tener líderes con gran claridad conceptual en materia estratégica y también buena gerencia para manejar las complicadas tramas que se urdirán en el entrecruce de intereses confrontados. En Lara uno de estos líderes convocados para este reto histórico es nuestro compañero del Movimiento DECODE, Mahomed Hussein, quien debe tener sumo cuidado en mantenerse alejado de los remolinos partidistas que suelen mover las ruedas de estos procesos electorales, para que como representante de la Sociedad Civil mantenga en alto la bandera de la Unidad Superior, que levanta el dúo dinámico Machado-González en todo el territorio nacional..
Vienen tiempos difíciles pero hermosos, la libertad y la esperanza son carros de fuego que avanzan indetenibles hacia un triunfo memorable. Estamos en vísperas de celebrar la victoria de la ley y de la paz sobre las huestes de la amargura y el dolor. Debemos celebrar en armonía, tolerancia y empatía ciudadana este gran éxito y para ello es indispensable arribar a entendimientos ineludibles con otros compatriotas que seguirán con nosotros en el largo camino a la normalidad democrática.
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez
