Comulgar es el verbo que usamos para decir que estamos recibiendo la Sagrada Comunión. Pero ¿Qué significa la palabra Comunión? Comunión (“común-unión”) es la unión de Cristo con nosotros y la unión de nosotros con Cristo. Palabras mayores, ¿no?
¿Y esa maravillosa unión sucede cada vez que comulgamos?
Depende…
Cuando rezamos en el Padre Nuestro, “danos hoy nuestro pan de cada día” (Mt. 6, 11), ese alimento diario que pedimos y que Dios nos da, no es sólo el pan material, sino también -muy especialmente- el Pan Espiritual. “Yo soy el Pan de Vida”, nos dijo Jesucristo (Jn 6, 35).
Entonces, a pesar de la situación de escasez y carestía que podamos sufrir, no podemos estar pendientes exclusivamente del alimento para el cuerpo. Por supuesto que no podemos dejar de comer. Pero ¡es que hay que alimentar el alma también!
¿Cómo? Jesucristo está VIVO en la hostia consagrada con todo su ser de Hombre y todo su Ser de Dios: en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad (como aprendimos en el catecismo de Primera Comunión). ¿Para qué? Para ser alimento de nuestra vida espiritual. Este es el gran misterio que conmemoramos en la Fiesta de Corpus Christi.
Efectos de la Sagrada Comunión:
· Nutre al alma,
· Aumenta la Gracia (vida de Dios en el alma)
Adicionalmente:
· Borra los pecados veniales,
· Nos da gracias para cumplir la Voluntad de Dios,
· Nos fortalece en las tentaciones,
· Efectúa “comunión” del comulgante con Cristo y con el prójimo. ¿Siempre? Depende …
La Comunión, o sea la unión con Cristo, es posible sólo si de veras deseamos unirnos con El y, si Lo recibimos como debe ser. Si no tenemos las actitudes correctas de fe y de deseo de imitar a Cristo y de unirnos a El, no se realiza la “Comunión”.
Puede que recibamos a Cristo con nuestra boca. Pero eso no basta, pues tenemos que unirnos a El en el pensamiento, en el sentir, en la voluntad; con nuestro cuerpo, con nuestra alma (entendimiento y voluntad) y con nuestro corazón.
Si es así, nuestra vida humana podrá entonces unirse a su Vida Divina.
Isabel Vidal de Tenreiro