#OPINIÓN El campo del futuro, vasto y retador #1Jun

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Por una política agroalimentaria integral

Por el trabajo educativo que concentra mi esfuerzo debí atender compromisos en los estados llaneros de Portuguesa y Cojedes. Oportuno era actualizarme en la realidad agrícola y pecuaria, principal por esos rumbos. Según datos de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la mitad de las calorías que consumimos los venezolanos son importadas.

¿Cómo es posible? Entonces me fui al portal oficial del Ministerio del Poder Popular para Agricultura Productiva y Tierras, en procura de informarme oficialmente acerca de políticas en desarrollo y estadísticas., pero ni una cosa ni la otra. Lo encontré bien diseñado, con más propaganda que datos, y decido ir a los organismos adscritos que esperaba fueran más específicos que el inicio.

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Hago click en Banco Agrícola de Venezuela para buscar noticias y la más reciente es de febrero del año pasado, la última del café es de diciembre de 2022, en Multimedia no hay nada. Hago click en INSAI y busco donde dice Cursos de Aplicadores de Plaguicida, el más reciente fue en Araure en agosto de 2019. Hago click en Censo Agrícola, resultado: “No se puede acceder a este sitio web”. Hago click en Agropatria, resultado “No se puede acceder a este sitio web”. Hago click en el INTI resultado “No se puede acceder a este sitio web”. Lo mismo responden en el FONDAS y en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y en el Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER) y en la Fundación Tierra Fértil y en CLAP.

Tristemente, el nombre del MPPAPT es un latifundio nominal tiene más extensión que muchas fincas, pero me temo que por su productividad no llega a la de un modesto conuco.

La verdad es que éste, como otros asuntos, debe ser abordado con una política pública integral. En concreto, una política agroalimentaria integral. Hay trabajos de expertos en la academia, los centros universitarios y los partidos políticos.

Habría que empezar por la reorganización del área en el Ejecutivo, para adecuarla a los objetivos diseñados, en un amplio consenso con participación de sectores políticos, sociales, empresariales, campesinos y apoyo de los organismos internacionales especializados. Me atrevo a enunciar, sin ser experto, una agenda que debería incluir, entre otros, seguridad jurídica y seguridad personal y de los bienes; estrategias de producción y productividad; preservación de suelos y aguas; recuperación, mejoras y nuevas obras en los sistemas de riego, drenajes, así como en la vialidad rural y troncal; progresivo aprovechamiento del potencial nacional mediante el aumento según su vocación natural, de tierras agrícolas cultivadas, de uso pecuario o de desarrollo forestal; promoción de la inserción de profesionales de las diversas ramas agrotécnicas y agrocientíficas en la producción y fortalecimiento de las capacidades de las universidades para ofrecer egresados al día con los avances mundiales, con conciencia de desarrollo sostenible y ecología humana; reconocimiento los problemas de suministro de combustibles y atención con realismo y celeridad. Y, porque todo se queda en teoría si no hay con qué hacerlo, diseño de una estrategia viable de financiamiento.

En este año de decisiones electorales, temas como éste merecen ocupar en el debate un sitio proporcional a su importancia. No voy a mentir fingiendo imparcialidad, pero este artículo no es un discurso de campaña electoral. Estos son lícitos y es derecho de los venezolanos conocer lo que cada quien propone.

Estos y otros problemas han llegado al punto en que se encuentran porque la idea de que unos de nosotros podemos solucionarlos sin los otros, contra los otros, o imponiéndoles ha sido un fracaso porque nace fracasada. Nos necesitamos todos. Esos problemas no tienen soluciones mágicas ni instantáneas, requerirán de políticas con piso político y social sólido, con factibilidad económica y estabilidad en el tiempo para su realización.

Tenemos que atrevernos a buscar y lograr grandes consensos nacionales.

No es que no tenemos diferencias. Las tenemos, no son pocas y algunas son hondas, pero la realidad nos obliga a ponerlas de lado para entendernos, porque este país necesita salir adelante.

Ramón Guillermo Aveledo

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