Existe un sentimiento creciendo en forma de vector que al seguir en ascenso irá dejando sus buenos frutos para ser cosechados por quienes levanten la antorcha y guíen el camino que la ciudadanía debe tomar, según las capacidades del líder cuyo reconocimiento lo coloque en posición de dirigir. En tal sentido, a los individuos que emerjan en todo el país les corresponde el saber edificar buenas propuestas para sus entornos de influencia porque luego que pase la marea del sentimiento; tocará construir con lo que quede en pie una propuesta de cambio.
Asimismo, el germen renovador va a impulsar un escenario propicio para que emerjan una nueva camada de líderes a lo largo y ancho del territorio con características únicas, las mismas responderán en gran medida a los valores sociales que los van a catapultar por sobre sus iguales. Porque el futuro pertenece a las figuras que logran entrever oportunidades donde otros solo ven continuismo, siendo ello una fuerza que motoriza las voluntades ciudadanas en pro de transformar los entornos llenos de problemas en círculos de grandes soluciones.
Por otra parte, el estado Lara se muestra como un territorio con sus propios exponentes, quienes ya aceitan sus equipos de trabajo teniendo como norte el producir mejores efectos en la vida común con sus futuras políticas públicas, que ya en sus planes de gobierno son un avance en sí, donde las nuevas ideas son pilares bien posicionados en una época que demanda altura en los decisores políticos. Posición alcanzable cuando se coloca la episteme por encima de todo vicio nocivo para un proyecto de gobierno.
En resumen, el cambio en ciernes solo necesita que se le abran las puertas y los corazones para así sembrarse en todos los espacios que hace falta, por ello es propicio otorgar parte de nuestro tiempo a aquellas iniciativas con rostro de vecindad, las mismas van a distinguirse por no ser herederas directas del vicio común, ese que solo busca enamorar sin contenido. Allí radica la gran diferencia del liderazgo emergente con lo que está muriendo, porque en ellos palpita una vitalidad que solo trasmite cambio con sello de esperanza.
En conclusión, el año en curso va a dejar nuevas figuras para la vida política del país, quienes vienen emergiendo ante la crisis que hoy azota Venezuela, pero que se entienden dueños de los grandes cambios que la sociedad demanda, para lo cual, no escatiman en desplegar sus habilidades bien curtidas al ser ellos un subproducto de un país que se niega a perecer, y que solo aspira ser conducido por sus hijos más capaces. Que hoy tienen sobre sus hombros la responsabilidad de levantar lo que muchos dieron por perdido.
Eduin Adjunta
@adjunta90