En el Barquisimeto de hace casi un siglo convivieron personajes cuya memoria no se ha diluido por completo. Los nombres de La Veragacha y Guachirongo aún resuenan en algunos rincones de la ciudad y Richardi, de quien hoy nos ocuparemos, era uno de los protagonistas de aquel elenco urbano.
Simón Heredia nació en Barquisimeto, cuando el siglo XX despuntaba, en 1906. Se dice que era hijo de una familia honorable quien decidió ser seminarista y al no poder cumplir con la vocación requerida, terminó dedicándose al vicio del alcohol.
En la década de 1920 vino a Barquisimeto un afamado artista y ventrílocuo llamado «Richiardi». La visita del artista a la ciudad el 26 de septiembre de 1925 fue promocionada por El Impulso. Uno de quienes acudió a visitarlo al Teatro Juares fue precisamente Simón Heredia, quien quedó muy impresionado al ver como aquel artista hacía hablar a un muñeco.
Luego de aquel encuentro, era muy común ver a Simón sentado en los botiquines imitando al ventrílocuo y para ello hacía uso de su mano, con la cual imitaba al muñeco del artista en su etílico soliloquio. Desde ese entonces se le conoció en el remoquete de Richardi
A pesar de su condición de bohemio dedicado a la ingesta de licor, era muy apreciado, nunca faltaba a los agasajos públicos y privados que se daban en la ciudad y se dice que cuando se pasaba de tragos, iba por cuenta propia y dormía en la sede de la policía en una celda que tenían a su disposición para tal fin
Así transcurrió la vida de este singular personaje barquisimetano, quien falleció el 23 de marzo de 1956, según lo reseñó la prensa local, e incluso la invitación a su velorio y sepelio también fue publicada en la página de obituarios. El velorio se realizó en el Cuartel de Bomberos de Barquisimeto, lugar al cual acudieron muchas personas a despedir a este popular personaje.