La detención de un exministro y un grupo de sus más cercanos colaboradores fue presentada como un argumento para justificar la crisis económica, una señal del compromiso del régimen por depurar la administración pública, como una estrategia para criminalizar a la oposición y como una bandera en la campaña por la reelección presidencial. Sin embargo, lo que omite las pantallas de Venezolana de Televisión es que fue el propio proceso revolucionario quien ayudó a crear, a lo largo de estos años, un sistema donde la corrupción fuera todo un estilo de vida sin consecuencias para muchos de los involucrados.
El esfuerzo continuo y sistemático iniciado hace décadas, que buscó suprimir la separación de poderes de la democracia, que puso al servicio de Miraflores al sistema judicial, las iniciativas para acosar y criminalizar el ejercicio del periodismo crítico e independiente, el ataque desplegado en contra de Organizaciones No Gubernamentales y las organizaciones populares que vigilaban la gestión de los recursos públicos, el acoso constante a todo crítico con la gestión de gobierno y el desmontaje del embrionario proceso de descentralización, colaboró en la creación de una administración pública opaca y sin controles donde la democracia fue perdiendo sus rasgos distintivos hasta conformar un sistema donde la lealtad personal y el compromiso ideológico fuera más importante que la transparencia y eficiencia en el uso de los recursos de todos los venezolanos. Lo ocurrido en la industria más importante del país, nuestra PDVSA, es sólo el último eslabón conocido de un largo proceso donde el Estado se amarró al partido de gobierno y con él al hombre fuerte que nos gobernaba.
Cabe recordar que los últimos presidentes de PDVSA han sido protagonistas de denuncias de corrupción, por manejo ilícito de fondos –bajo mecanismos distintos a las criptomonedas- que permitieron riquezas súbitas particulares, mientras la industria petrolera fue destruida.
La etiqueta PDVSA-CRIPTO es un recordatorio de la urgente necesidad de recuperar la democracia y el estado de derecho en Venezuela. Sólo con instituciones fuertes, con separación de poderes, una prensa libre y una organización popular que pueda trabajar sin amenazas del Estado, se podrá comenzar el complejo trabajo de recuperar un sistema judicial independiente, que de garantías a los ciudadanos y donde la igualdad ante la ley sea la principal garantía para poder vigilar a los poderosos que nos
gobiernan.
La industria petrolera, los recursos del Estado y la sociedad venezolana son incapaces de soportar un escándalo de corrupción más que hipoteca nuestro futuro. Por eso es urgente seguir avanzando en el cambio pacífico y democrático que queremos la mayoría de los venezolanos. Nuestra participación el 28 de julio, más que un evento electoral, es el primer paso para el retorno de la democracia, la reinstitucionalización del país y la reconstrucción de un sistema judicial que nos haga a todos iguales ante la ley y haga frente a la corrupción.
Este ha sido y seguirá siendo nuestro compromiso.
Roberto Patiño
Fundador de Alimenta La Solidaridad y Mi Convive.