#OPINIÓN La evidencia empírica de que la institución carece de Know How #29May

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«Tu disposición a mirar tu lado oscuro es lo que te da poder para cambiar».

Iyanla Vanzant, oradora motivacional y abogada.

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Pronto caerán muchísimos… Hace falta construir más cárceles.- Sala de Casación Penal. 14-05-2024. Nro. 252. Reciente sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en la cual se reitera que el delito de Asociación para Delinquir, previsto y sancionado en el artículo 37 de la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, es imprescriptible, conforme a lo establecido en el artículo 30 de la referida ley orgánica. E imprescriptible significa que en todo tiempo pueden ser perseguidos, capturados, juzgados y sentenciados por esos delitos, sin que puedan oponer o pretender exonerarse argumentando que el transcurso del tiempo borró el daño o borró las huellas del delito.

¿Sabe la institución hacer lo que pregona saber hacer? .- Según la evidencia empírica, la institución es una mentira, un fiasco, una farsa. Know-how proviene del inglés y significa: «saber hacer». Consiste en las capacidades y habilidades que un individuo o una organización poseen en cuanto a la realización de una tarea específica. Estas capacidades dan valor a la empresa al ir un paso por delante en cuanto al resto del mercado. Es tener las habilidades o el conocimiento necesario para “saber hacer” una determinada actividad o tarea. Por ejemplo, si tienes años trabajando en un campo específico, ese conocimiento que adquiriste a través de la experiencia es tu know how. De modo que en el caso de la institución no se ha provisto de las mejores personas ni los mejores ejemplos morales en el know how que debería nutrir y transmitir a sus productos. Es que en la elaboración de los productos de la empresa, son utilizados los peores insumos sobre la materia prima y mal puede salir de ella una optimización correcta en pureza, cuando lo que se optimiza es la impureza de la corrupción y todo tipo de delitos. ¡De manera que no!. Definitivamente la institución no sabe hacer lo que pregona, pues hace diametralmente lo opuesto a aquello que constituye su emblema distintivo, su eslogan o su rotulación. De modo que es una institución de engañosa publicidad. A manera gráfica, digamos que sus productos son, como el hombre que en público figura como respetuoso y honorable, pero en privado maltrata a su mujer o a su novia, porque en su hogar solo presenciaba maltratos y violencia de su padre hacia su madre y entonces lo que hace es replicar esa conducta. O como la mujer adúltera, que de bajo perfil o abiertamente engaña a su marido con varios amantes; pero quiere y exige ser respetada y tomada en los círculos sociales como una mujer de altos cánones morales, y se jacta hablando de corrección y rectitud cuando es todo lo contrario. Así, los usuarios de la institución sometidos a agresiones psicológicas y sexuales, a extorsiones, a pagar coimas y corrupción, mal pueden comportarse luego como religiosas de clausura o como ángeles y divinos guardianes; o como lo que vocifera saber hacer la institución y por lo que se acercan a ella los usuarios: Si en su caso, la evidencia empírica dice, deja por sentado, coloca sobre el tapete, muestra y demuestra todo lo contrario. El fruto que sale de la institución, no es el producto esperado por la sociedad, tal como se le ha ofrecido. Pues se predica con el ejemplo y la institución está llena de funcionarios que dan muy malos ejemplos – esa es su prédica –. Otra imagen ilustra el caso. Es como un vistoso y extenso taller mecánico por sus dimensiones físicas, pero está lleno de mecánicos chapuceros y tramposos. Lo que sale de ese taller, son autos mal reparados y con repuestos usados o dañados o de mala calidad; o autos nuevos que entraron cero kilómetros y salen con vicios instalados. Así es el perverso know how de la institución. Los funcionarios depositan en los usuarios y en los productos, sus peores esencias y perfiles. Alguno que otro producto por carambola saldrá bueno y de calidad, pero no por lo que en él haya aportado la institución sino porque por razones aleatorias salió de buena marca.

¿Sabe la institución cómo aplicar de manera efectiva el conocimiento que dice poseer en su área?- El know-how, a diferencia del conocimiento teórico, se arraiga en la práctica y la comprensión de los desafíos y oportunidades de un campo específico. No se trata solo de saber, sino de saber cómo aplicar ese conocimiento de manera efectiva para resolver problemas complejos y alcanzar resultados tangibles. En el contexto institucional, entender a fondo de qué trata este término es esencial, ya que es un elemento clave que distingue a los negocios exitosos de aquellos que luchan por establecerse en el mercado. Al parecer esta institución se jacta de ser única en su ramo y valiéndose de una necesidad social vende sus productos dañados, obligando al consumidor a consentirlo porque no queda de otra. ¡Vaya disparate institucional! Desde luego que la institución no es un negocio exitoso en el know how que debiera tener, porque todos sus procesos están signados por la corrupción y toda gradación de delitos. La institución se distingue por producción en volumen o cantidades, pero no en calidad. De manera tóxica y bizarra – en términos anglos –, desde luego que la institución tiene know how para el delito, pero no para lo que sanamente se aspira en sociedad; puesto que sus usuarios desde el primer contacto con la corporación hasta la puesta en el mercado de sus productos, son sometidos a malos ejemplos, extorsiones continuas, delitos y agresiones psicológicas y sexuales; y salen defectuosos, dañados y alterados. A manera de ejemplo, si la institución se tratase de aquellas dedicadas a la formación de gente en un área concreta. En vez de salir para dar una utilidad a la sociedad, sus productos están condicionados para hacer con ensañamiento lo que debieran combatir con ética y moralidad, porque dan lo que recibieron, en atención al efecto revancha. A propósito de las incongruencias entre lo que dice “saber hacer” la institución por su giro de negocios y lo que aplica realmente, constituye un fiasco para la sociedad y tiene dentro de sí, salvo que se transforme, su propio descrédito o detonante para extinguirse llegado el momento. Es que la institución está en manos de gente mañosa y viciosa en sus áreas, en consecuencia mal puede dar lo que no tiene, mal puede dar aquello de lo que carece, si nadie da lo que no tiene y si no tienen moralidad y decencia mal pueden insuflar de esos insumos a sus productos.

Pero ¿qué significa Know how para utilidad de la institución? .- En el dinámico paisaje empresarial actual, el concepto de ‘know-how’ se ha establecido como un activo crucial que impulsa la innovación y el crecimiento sostenible. El término, que abarca conocimiento profundo, habilidades especializadas y experiencia práctica, se ha convertido en la moneda de cambio en la economía del conocimiento. A medida que las industrias evolucionan y se transforman, la capacidad de dominar y aplicar el know-how se vuelve fundamental para la supervivencia y el éxito a largo plazo. El know-how, a diferencia del conocimiento teórico, se arraiga en la práctica y la comprensión práctica de los desafíos y oportunidades de un campo específico. No se trata solo de saber, sino de saber cómo aplicar ese conocimiento de manera efectiva para resolver problemas complejos y alcanzar resultados tangibles. Esta distinción crucial está en el corazón de la diferenciación entre las empresas que simplemente sobreviven y aquellas que prosperan en entornos altamente competitivos. Y desde luego la institución está en la cresta de la ola de la corrupción y los usuarios aprenden corrupción, practican y ejecutan corrupción. De tal manera que el Know how por el cual se creó la institución, difiere en la práctica de su documento de creación y es un saber hacer trampas y corrupción, es saber cometer delitos e inmoralidades, es saber aplicar engañosamente una actividad que no es precisamente la que ofrece para su consumo; no hay pureza de insumos en la elaboración de los productos que se ponen al servicio de la sociedad. En consecuencia el know how de la institución es un adefesio moral, un entrampamiento, una mentira, una burla; se trata de un know how defectuoso , que es nada virtuoso; sino que es más bien vileza y corrupción. Así las cosas, la institución sabe hacer lo contrario de lo que pregona, luego su know how rotulado es un engaño al público. Como se diría en derecho y en marketing, el know how de la institución es una oferta engañosa.

¿Entonces qué es el Know how institucional? .- Se refiere al conjunto de conocimientos, habilidades, métodos y secretos técnicos que la organización presume tener sobre el giro de su actividad. Este es un concepto que abarca tanto el conocimiento teórico como el conocimiento práctico que son adquiridos a través de la experiencia, convirtiéndose a menudo en parte fundamental de la identidad de una empresa, siendo esto lo que la diferencia de sus competidores. En tal desvirtud, la institución se ha instalado en nuestra sociedad aprovechándose de una necesidad social, sorprendiendo la ingenuidad en general y sostenida por la corrupción y la extorsión. Seguramente para el caso de la institución, estos conocimientos, habilidades, métodos y secretos técnicos deben estar depositados en gente idónea y decente, que por su propio perfil de honestidad y siendo congruentes con su prestigio personal, no incursiona en formar parte de este vandalismo y corrupción que pulula intramuros de la institución, pues prefieren no correr el riesgo de salir desacreditados o desprestigiados por eso de que “dime con quién andas y te diré quién eres” y los valientes que si quieren entrar a formar parte de la institución en buena lid y poner a disposición de ella y de los usuarios sus conocimientos, habilidades, y destrezas, en el afán de dar su mejor know how; no son tomados en cuenta y se les ve y trata con desconfianza no vayan a echar a perder los negocios de corrupción y los guisos que allí están montados. Según los líderes corruptos, para no correr el riesgo de ser descubiertos y que no haya elementos que la provean de salud administrativa. De modo que las directivas se cercioran de que no entre gente buena o sana, pues los corruptos prefieren a la institución podrida y desprestigiada, con funcionarios de alta peligrosidad que actúan de bajo perfil y se hacen pasar por gente inocua y correcta, pero son experimentados corruptos que en su mayoría proviene de otras plazas en comisión de servicios a depredar de la institución.

Not knowing how to do. – Se precaven de no dejar las huellas del delito. En el caso de la institución, debemos hablar con propiedad. Y en vez de decir saber hacer (know how), debemos aceptar que la institución no sabe hacer lo correcto por hacer lo corrupto (not knowing how to do). Y eso lo evidenciamos si analizamos algunas de sus aristas, como el caso de la data relevante verbigracia en sede principal o de cada departamento en sus oficinas satelitales o franquicias. Al tratarse de una data con todas o alguna de las siguientes características: acomodaticia a las singularidades y peculiares perversiones de cada funcionario; la mayoría de las veces infértil, muchas veces inoficiosa, engañosamente irrelevante, dolosamente mendaz, profusamente mediocre, comprometedora sí cuando la ocultan por pánico incluso o simplemente no existe, no vale el costo guardarla dada la ramplonería o lo peligroso de sus contenidos o porque el descubierto funcionario corrupto al cual deciden sancionar con destitución o remoción por la bulla o el escándalo moral que protagonizan y que a la luz de la opinión pública se ha convertido en un ruido inconveniente, luego este funcionario corrupto decide llevársela o borrarla o sabotear los discos duros de las computadoras que venía utilizando, porque no quiere dejar huella de su mediocridad o de la relación de situaciones que constituyen la prueba informática de su inmoralidad y de sus negocios sucios. La evidencia empírica nos da las respuestas, de que no les conviene que esa data aparezca porque no es una información santa, sino comprometedora, suficiente para meterlos a la cárcel, una data que al ojo de un desprevenido análisis arroja corrupciones y un no saber hacer (not knowing how to do). Pero no solo se trata de funcionarios corruptos en fuga ante la posibilidad de que por su reticencia y “presencia nada santa” en las dependencias, entonces corra el riesgo de que le pongan los ganchos o salir con mayor vergüenza de la que podría sufrir si se aleja de la institución de bajo perfil, porque calladito se ve más bonito. También se trata de funcionarios activos que llevan la relación de toda su actividad, la cual colisiona con lo legalmente establecido y en detrimento de la moral institucional. Y es que los funcionarios corruptos que esconden sus huellas como las excretas el gato, se creen propietarios de la data llevada por la oficina que venían gestionando, que es propiedad de la institución y al momento de huir, al ser pateados del cargo, cuáles cuatreros se quedan con la data o la hacen desaparecer porque esa información los dejaría muy mal parados, por su mala o mediocre gestión o por comprobarse a través de ella que no andaba en buenos pasos , y que por el contrario tenía y mantenía un negocio ilícito paralelo. Por eso desaparecen enésimos discos duros de las computadoras. Otras máquinas mantienen sus discos duros, pero como a nadie le duele la institución, ninguna autoridad toma la decisión de recuperar los datos, toda vez que en el disco quedan los «clústeres» y la información en ellos contenida. Definitivamente, no quieren capturar ni ponerle los ganchos a nadie, porque todo es un sistema de complicidades, corrompido y enmarañado. Y evitan echarse dedos mutuamente. Pero todo cae por su propio peso.

«Una marca para una empresa es como la reputación para una persona. Ganas tu reputación tratando de hacer bien las cosas difíciles».

Jeff Bezos, fundador y presidente ejecutivo de Amazon.

Dr. Crisanto Gregorio León

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