La política es una actividad muy noble. Siempre que sea dedicada al servicio del Bien Común.
A mis amigos de Unión y Progreso
Lo que es correcto, es correcto, aunque la mayoría esté en contra. El cuatro de febrero de 1992 lo correcto era defender la Constitución y la democracia, aunque la mayoría estuviera en contra. Lo correcto era condenar el intento de golpe de estado.
Lo que es incorrecto, es incorrecto, aunque la mayoría esté a favor de lo incorrecto. Entre Jesús de Nazaret y Barrabas lo correcto era estar con Jesús, aunque la mayoría hubiera estado a favor de Barrabas. A veces la mayoría se equivoca. No necesariamente el pueblo tiene la razón. Es más, con frecuencia no la tiene.
Es importante tener discernimiento.
Saber discernir entre lo bueno y lo malo. Y escoger siempre lo bueno y rechazar siempre lo malo.
La política es una actividad muy noble. Siempre que sea dedicada al servicio del Bien Común. Con frecuencia la política se utiliza como instrumento para satisfacer vanidades, apetitos desordenados de poder o afán de enriquecimiento personal.
El Papa Pio XI definió a la política como: la forma más excelsa de la caridad después de la religión. Por supuesto se refería a la política como vocación de servicio a la bondad, al Bien Común, de la Persona Humana, del conjunto de las personas.
Cuando la política se convierte en instrumento para satisfacer vanidades personales, o apetitos de poder, por el poder mismo, o instrumento para el enriquecimiento personal de los políticos, la política se degrada y viene el desprestigio de los políticos, de los partidos políticos y de la propia actividad política.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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