El gato esfinge, también conocido como gato egipcio, es una raza felina única que se caracteriza por su ausencia de pelaje. A pesar de su aspecto peculiar, estos gatos son conocidos por su temperamento cariñoso, juguetón e inteligente.
Los orígenes del gato esfinge no están del todo claros, pero se cree que se remontan al antiguo Egipto, donde eran venerados como animales sagrados. La raza moderna se desarrolló en Canadá a partir de cruces espontáneos entre gatos de pelo corto.
Su piel está cubierta por una fina capa de vello similar al durazno, lo que les da una textura suave y arrugada. Su cuerpo es delgado y musculoso, con orejas grandes y puntiagudas y ojos grandes y expresivos.
Los gatos esfinge son conocidos por su personalidad extrovertida y cariñosa. Son muy sociables y disfrutan de la compañía humana, a menudo buscando atención y afecto. Son gatos inteligentes y juguetones que les encanta participar en actividades con sus dueños.
Requieren algunos cuidados especiales. Su piel necesita ser bañada regularmente para eliminar el exceso de aceite y suciedad. También es importante protegerlos del frío y del sol, ya que son más sensibles a las temperaturas extremas que otras razas de gatos.
Son gatos domésticos y no están adaptados para vivir en la naturaleza. Se adaptan bien a la vida en interiores y disfrutan de la compañía humana.
Al principio, se le denominó moonstone cat (gato de piedra de luna), después canadian hairless cat (gato canadiense sin pelo) y, finalmente, sphynx, como se le conoce en la actualidad.
En el antiguo Egipto, los gatos sin pelo eran venerados como criaturas sagradas, representaciones del dios solar Ra. Los gatos domésticos, incluyendo aquellos sin pelaje, eran considerados protectores del hogar y guardianes del inframundo.
En la mitología griega, la Esfinge era una criatura monstruosa con cuerpo de león, alas de pájaro y cabeza humana. Representaba el enigma y el conocimiento oculto.