Tras las secuelas de la radio rockola que dejó la aparición de la televisión en 1952 en el país, en la primera mitad de la década de los años 70 se escucha en la radiodifusión local el programa músico-cultural “Al compás del tiempo”, una iniciativa del locutor y entonces estudiante de medicina Iván Villasmil Kaana.
Por su forma y contenidos el espacio rompe con los encasillamientos del disco y hora y programas en bloque que habían tornado reiterativa la radio local. Su género es el cultural y el formato la revista o magazine y a la vez en el esquema de máxima producción más allá del disco y hora. Una fórmula que amerita una labor conjunta de locutores, productores, escritores y comentaristas.
Ocurre primero a través de las frecuencias internacionales de Radio Barquisimeto y luego por Cristal y Melodía por el lapso de más de cinco años.
Un calificado equipo
En su realización fue decisivo el lineamiento trazado por su creador Iván Villasmil motivado por el objetivo de hacer una radio cultural y educativa distinta a lo existente entonces en el medio. En ese sentido hizo primero equipo con el operador Luis “Salchicha” Mendoza movido también por similares inquietudes.
En esos tiempos tuvieron el audaz ademán de colocar los micrófonos en la calle en la búsqueda de lo impactante y distinto cuando los otros discurrían en la modorra y estrechez de la cabina. La calle forma parte de la esencia de la radio. Entonces, estos dos atrevidos jóvenes lo hacían de forma intuitiva.
Una radio en equipo para lograr niveles óptimos de producción. Aquel equipo lo llegaron a conformar hasta cinco personas en diversas funciones. Un hecho poco visto en la radio local de esa época sumida en la improvisación. Iván Villasmil locutor y director, la catira Sonia Cornieles en la narración de las misceláneas sobre el medio ambiente, el profesor Francisco Flores Gallardo comentarista de literatura, Servideo López editorial, Freddy Torrealba Z cine y sección agropecuaria (campesina) y Américo Salas variedades.
El reto de la originalidad
La modalidad del programa fue concebido por Villasmil como una revista cultural con una serie de amenas secciones que giraban a lo largo de una hora, a saber: editorial, cine, literatura, noticias de actualidad, agenda cultural, biografía de un artista, la lengua y misceláneas sobre áreas verdes, ciencia, tecnología, urbanismo, agricultura y arte en general.
El editorial es un formato al que se le suele sacar el cuerpo por lo comprometedor. Precisamente eso era lo que hacía diferente el espacio por lo atrevido y desafiante. El tema del mismo giraba en torno a un tema de actualidad, entre otros el de los derechos humanos. En esas funciones nos llegamos a alternar Servideo López y Freddy Torrealba Z.
La pauta musical se nutría de la entonces poco conocida música latinoamericana al igual que la folclórica y estilizada venezolana como la Onda Nueva. Era de los escasos espacios que daba cabida al arpista llanero El Indio Figueredo y al golpe oriental. También la salsa en su apogeo, instrumentales selectos, entre estos Paul Muriat y Daniel Grau. La misma era comentada reseñando didácticamente en cuanto a su género, intérprete e interprete.
Ocasionalmente se incluía una entrevista corta a un personaje generalmente del ámbito cultural. Se realizaba un concurso con premios para los oyentes casi siempre libros, enmarcado en la línea filosófica del espacio.
Práctica de la interacción emisor-receptor. Ello permitía saber qué audiencia nos seguía. Tamaña sorpresa nos llevamos un día al constatar que nos escuchaba una humilde campesina de la vía Duaca quien era aficionada ardorosa de la onda corta.
El tema característico o cortina era Lluvia de primavera del holandés Bebu Silvetti, un instrumental en el género disco música con unos impactantes solos de piano y batería. Tras 17 segundo de entrada sonaba la presentación en la vibrante y grave voz de Villasmil:
¡A PARTIR DE ESTE MOMENTO AL COMPÁS DEL TIEMPO, UNA REVISTA MÚSICO-CULTURAL EN LA RADIO LARENSE!
Reflejo de la realidad
Al Compás del Tiempo fue el espejo radial de los acontecimientos de esa época en la región, el país y el mundo. La reseña del acontecer político, social y cultural en toda su intensidad. De esa forma el deterioro del medio ambiente llegó a tener amplia cabida en sus emisiones junto a las luchas sociales de trabajadores, profesionales, vecinos, campesinos y estudiantes por sus derechos, el desarrollo agroindustrial y cultural de la entidad. En fin, todo lo que fuera noticia tratado con un enfoque analítico, siempre al compás del tiempo.
Desde la perspectiva conceptual y en contexto encaja en los moldes de una radio cultural y de intermediación vinculada a la realidad inmediata. Un hecho que en Latinoamérica ha tenido un propicio escenario en diversas experiencias radiales con marcado acento popular. Su filosofía de trabajo era la de priorizar los contenidos artísticos y servir de instrumento de difusión de la problemática del colectivo ante los entes oficiales.
De allí sus campañas en torno a un problema en función de su solución por los organismos gubernamentales. Por supuesto que no tenía la dimensión, empuje y fuerza de las emisoras participativas como las mineras de Bolivia, pero se caracterizaba por el intento de hacer algo diferente en la radio.
En aquel marco de la tecnología analógica la audiencia se comunicaba con el espacio a través del teléfono fijo, cartas y presencia en el estudio. Eran las únicas formas posibles de retroalimentación para conocer las opiniones, sugerencias, inquietudes y reclamos de los escuchas.
A estos se les exhortaba a establecer contacto con el espacio a manera de participación cuando lo que prevalecía era la difusión de mensajes unilaterales en línea vertical como lo señalaba Bertolt Brecht. En muestra de organización para ello se habilitó un buzón en el estudio donde se depositaba la correspondencia del público.
El espacio fue también el impulsor y organizador de varios eventos de marcada pertinencia e interés colectivo, principalmente los relacionados con la problemática ambiental, entre estos un foro en la UCLA.
Hubo otros dos espacios en similar línea con otros nombres. Se trata de Al ritmo de nuestro tiempo y Fragmentos hechos con el mismo esmero radial, pero de fugaz duración.
Durante la segunda mitad del año 1978 el Movimiento político de izquierda Ruptura-FALN publicó un comunicado en solidaridad con los presos políticos. Sin consulta ni autorización previa aparece como firmante el espacio, lo cual provocó represalia del gobierno de turno que conllevó a su cierre cuando se emitía por Radio Cristal.
La soñada radio cultural
Ésta es una singular experiencia de radio cultural con producción máxima, empleo de formatos y en equipo que sin duda se inscribe en la historia de la radio regional. Actividad que tuvo en Iván Villasmil a su principal artífice por ser el líder de los noveles miembros de aquel inquieto equipo.
Pero se constituyó en una valiosa herramienta en defensa y difusión de nuestra identidad cultural por medio de sus contenidos. Ello pese a sus aires cosmopolitas en muestra de multiculturalismo como la inclusión de disco música de moda entonces.
Máxime que en la radio venezolana existe la falsa y prejuiciosa consejo de que lo cultural no vende por formar parte de la minoría de la audiencia. Es una barrera a vencer muy arraigada que en esos tiempos Villasmil desafía para hacer de Quijote en las ondas hertzianas con Al compás del tiempo.