De acuerdo con la ONG Centro de Justicia y Paz (Cepaz), la población migrante venezolana que llega a Estados Unidos se triplicó entre 2023 y lo que va 2024, y la tasa sigue en aumento. Así lo informó este 7 de mayo en la presentación digital del informe «Las rutas migratorias más peligrosas de América: el camino incierto que atraviesan las personas migrantes y refugiadas venezolanas».
«Y hay dos momentos claves que van a marcar el flujo migratorio este año: las elecciones presidenciales en Estados Unidos y las elecciones presidenciales en Venezuela», dijo Nicole Hernández, investigadora de Cepaz, en la presentación del informe. «Ambas se presentan como unas oportunidades de agudización o desaceleración de la movilidad humana venezolana (dependiendo de los resultados)».
Frente a la vulneración sistemática de los derechos humanos en en su país, los venezolanos optan por transitar rutas migratorias de alto riesgo en América, como la Selva del Darién y el Tren mexicano «La Bestia» para llegar a sus países de acogida, «donde las organizaciones humanitarias las atienden con escasos recursos» y sus derechos fundamentales se vulneran durante todo el recorrido y en el propio destino.
En Runrun.es sintetizamos los hallazgos del quinto informe de Cepaz y la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos (Redac) sobre la migración venezolana en 5 claves:
Estados Unidos es el nuevo destino migratorio
«La migración venezolana solía estar dirigida hacia Latinoamérica, pero hoy estamos viendo un cambio importante: la población migrante en esos países se está dirigiendo a Estados Unidos», dijo Hernández. «La migración hacia América del Sur ha disminuido, incluso quedó en cifras negativas en términos de la población venezolana porque, más bien, ha salido de esos países en los últimos dos años».
Entre octubre del 2023 y marzo de 2024 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha registrado al menos 169 627 personas venezolanas en la frontera con México, una cifra que representa el 63,75 % de toda la población migrante venezolana que atravesó la frontera y pidió refugio humanitario en todo el año 2023 (con 266 071 venezolanos).
«Y en el mismo periodo de octubre a marzo del año anterior se habían reportado 61 250 venezolanos en la frontera suroeste de Estados Unidos. Se triplicó el número de venezolanos que están entrando de forma irregular a Estados Unidos», agregó Hernández.
Cepaz y Redac citaron los estudios de la organización norteamericana Pew Research Center para advertir que la cifra de venezolanos migrantes a Estados Unidos se triplicó en los últimos diez años y ahora es una de las nacionalidades hispanas con mayor crecimiento en ese país. Entre el 2000 y el 2021 la tasa de venezolanos migrantes aumentó en 600 %.
En 2024, la migración venezolana representa el 13 % de la población que cruza la frontera sur de Estados Unidos de forma irregular.
Elecciones presidenciales en Venezuela: factor de aumento migratorio
«La migración continúa siendo una opción para la población venezolana golpeada por la crisis», destacó el informe. Las ONG y la organización Delphos realizaron una encuesta tanto a los migrantes venezolanos como a las personas que aún siguen viviendo en el país y la intención de migración está en 25 % de la muestra estadística para este año.
«Aun así, dos de cada tres personas encuestadas admiten estar dispuestas a quedarse en el país si se produce un cambio político. Pero, cuatro de cada cinco acelerarían el proceso si no ocurriera», advirtió Hernández.
Cepaz y Redac, a través de entrevistas protegidas, identificaron que la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país no es el único factor que impulsa la migración venezolana para este año, también se incluye «el miedo a ser víctima de persecución política» por participar en opiniones y eventos que indiquen una narrativa crítica o contraria al gobierno de Nicolás Maduro y «la falta de oportunidades económicas» como el empleo y el autoempleo formal y la seguridad en las prestaciones sociales.
Las restricciones legales de varios países de América para recibir a los venezolanos de forma regular es otro factor que obliga a los migrantes a tomar rutas peligrosas.
«La necesidad es el motor que impulsa todo esto. Necesidad de seguridad, de alimentos, de salud… Uno quiere buscar otra vida, pero no lo permiten. La mayoría tiene pasaporte, pero de qué sirve si eso no da las visas, no dejan entrar a los países. Te obligan a viajar por la selva cuando podrían evitar (eso) si dieran permisos o salvoconductos», se lee en un testimonio recopilado por Cepaz.
Otros Estados «son cómplices» de la vulneración a los migrantes
Tanto las ONG nacionales como internacionales ha detectado que los gobiernos de México, Colombia, Estados Unidos, Panamá, entre otros, no han acatado las indicaciones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) de considerar a cualquier migrante venezolano como un refugiado, alguien con necesidades imperiosas de protección humanitaria, desde el año 2014.
«Más bien, se prestan a la vulneración de Derechos Humanos a hacer una vista gorda a las denuncias y tener discursos estigmatizantes», advirtió Natalia Matamoros, periodista especialista en migración, sobre el contexto humanitario y político de los migrantes venezolanos cuando atraviesan las fronteras centroamericanas hasta llegar a Estados Unidos.
Dentro de los testimonios recopilados por Cepaz y Redac se evidencian denuncias por extorsión de los cuerpos de seguridad de los Estados de acogida a los migrantes, la presencia de violaciones sexuales, la exposición a cadáveres o cuerpos desmembrados no atendidos en las rutas migratorias en Centroamérica y secuestros temporales de grupos delictivos dedicados a la trata de personas.
«Los funcionarios del Instituto Nacional de Migración (de México) crean alcabalas en toda la ruta desde la frontera con Guatemala hasta Ciudad de México, donde los bajan con la excusa de pedir documentación, cuando en la frontera ya se las revisaban y les dan permisos temporales para estar en el país, y en ocasiones se los rompen en la cara y les piden dinero para evitar que sean arrestados. Aun así los detienen y los dejan entre tres y cuatro días bajo arresto (…) y piden entre 5000 y 15000 pesos mexicanos (equivalentes a un rango entre 300 y 900 dólares estadounidenses) para liberarlos», explicó Matamoros.
Advirtió que los migrantes venezolanos enfrentan un dilema: si desean pedir un asilo formal para luego irse a Estados Unidos deben esperar entre tres y cuatro meses, pero al mismo tiempo deben subsistir por su cuenta en ese tiempo, mucho más si fueron víctimas de extorsiones por parte de funcionarios del Estado mexicano, lo que los obliga a tomar empleos informales y aumentar su exposición ante las violaciones de sus derechos humanos.
La paciencia diplomática lleva al desespero migratorio
La periodista radicada en México dijo que las organizaciones de la sociedad civil ayudan a la población migrante venezolana con albergues y chequeos médicos, pero no es suficiente para atender el flujo migratorio actual y en crecimiento.
«Los migrantes viven sin ningún servicio público. En ocasiones deben idearse hasta duchas en las tiendas para poder asearse», enfatizó Matamoros.
Las condiciones de precariedad sanitaria y la espera de la tramitación de tres a cuatro meses «para al menos tener una cita» en Migración México «obliga a las personas, por desespero, a tomar el famoso Tren La Bestia, con todo y los riesgos que ello conlleva».
El tren nunca detiene su marcha, lo que expone a los migrantes a sufrir accidentes, desmembramientos de extremidades y la muerte; eso, sin contar la presencia de grupos delictivos que captan a los migrantes y los obligan a participar como «mulas» y transportar drogas u otras personas víctimas de trata.
«Es un recorrido traumático tanto para el migrante como para sus familiares», reflexionó la periodista. «En las ciudades mexicanas de Reynosas, Juárez y Nuevo Laredo se están creando un cerco y una red entre funcionarios del Instituto Nacional de Migración en cooperación con los grupos criminales de la zona para obtener ingresos económicos a partir de negocios delictivos con los migrantes», advirtió Matamoros.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) los negocios delictivos de tráfico de personas generan una ganancia anual de al menos 6,75 millones de dólares estadounidenses para estos grupos criminales.
Venezuela: el tercer país con la mayor tasa de migrantes fallecidos en rutas migratorias
Frente a la opacidad demográfica del Estado venezolano, que no ha generado un censo nacional desde el 2011, no se sabe con exactitud cuántos venezolanos han salido del país para migrar y han muerto en el trayecto.
La OIM contabilizó 1148 personas fallecidas y desaparecidas en sus rutas migratorias en América Latina y el Caribe en 2023, y ese número se mantiene constante en los últimos cuatro años. De los registros de la oficina de la ONU, el 16 % de esas poblaciones (cerca de 184 por año) son personas con nacionalidad venezolana.
Venezuela es el tercer país con la mayor cantidad de migrantes que fallecen en rutas migratorias, siendo superado por Cuba y México.
«Además, se estima que entre el 60 y el 80 % de las mujeres y niñas que migran hacia Estados Unidos por México son víctimas de abuso sexual en alguna etapa del viaje», dijo Hernández.
Las ONG recomendaron a «los Estados de tránsito a promover y participar de la cooperación regional a través del intercambio de información y experiencias para mejorar los estándares de derechos humanos en la acogida e integración de personas venezolanas necesitadas de protección internacional», así como «evitar y rechazar la criminalización de la migración venezolana, incluyendo los discursos de odio y xenofobia, y fortalecer las vías legales para acceder a protección internacional».