Nuevamente el régimen se burla de los trabajadores con el anuncio de ajuste del «ingreso mínimo integral» a $130, una medida que muy poco beneficia a la gente, pues no se refleja en prestaciones sociales, aguinaldos, ni pensiones. El “presidente obrero” sigue vulnerando los derechos laborales y atentando contra el bienestar de la gran mayoría de los venezolanos, que claman salarios para la vida, que brinden bienestar, progreso, y que no sean sinónimo de esclavitud y sobrevivencia.
Con un salario mínimo que no llega ni a los $4, y unos miserables bonos que “otorga” el régimen, ¿Cómo se pueden cubrir las necesidades básicas? Es por este motivo que la mayoría de venezolanos tienen dos o más trabajos, pero ni siquiera con este esfuerzo logran gozar de unos ingresos dignos. Hambre, miseria, corrupción y pobreza es lo único que ha generado el régimen en 25 años.
Los datos reflejan la pesadilla en la que nos han sumergido con su modelo anacrónico y sin sentido. De acuerdo a la ENCOVI 2023, 82.8% de los hogares en Venezuela se clasificaron como pobres por ingresos, lo que significa que no tienen suficiente dinero para cubrir sus necesidades alimenticias. Esta realidad debe cambiar.
Según la última encuesta nacional de Consultores 21, se estima que para que una familia pueda subsistir en Venezuela, se necesita un ingreso de al menos $600. Este promedio coincide con los costos de las diferentes canastas alimentarias que se manejan en el país. De hecho, la cesta básica, medida mensualmente por el Cendas-FVM, alcanzó los $554,26 al cierre de marzo de este año.
Ante tantas injusticias, los venezolanos seguimos denunciando los vicios del régimen y trabajando para reconstruir nuestra nación. Para muestra, las más de 27.000 protestas por reivindicaciones laborales registradas entre 2013 y 2023, en el más reciente informe de Provea, donde además reflejan las detenciones arbitrarias de 120 dirigentes sindicales durante el mismo lapso, así como un total de 3.479 trabajadores amenazados por alzar su voz en defensa de sus derechos.
No obstante, sin importar cuanto tratan de callarnos y perseguirnos, seguiremos ocupando todos los espacios posibles. El pasado 1ro de mayo las calles de todo el país se llenaron de trabajadores para exigir salarios dignos y rechazar tanto abuso. Un salario justo no solo beneficia al trabajador, sino que también contribuye al desarrollo económico y social de Venezuela.
En tiempos tan adversos, es crucial que el 28 de julio nos unamos en un mismo clamor. En las próximas elecciones debemos mostrar nuestro deseo de cambio político. Es hora de trabajar juntos para reconstruir esta tierra de gracia, garantizando que todos podamos disfrutar de empleos con salarios y condiciones dignas. Ya no podemos seguir preocupándonos por cómo llegar a fin de mes o qué comida daremos a nuestros chamos. Es momento de unirnos en busca de un futuro mejor para todos.
Stalin González