En un sistema político con total control institucional como el que rige a Venezuela, cada etapa de apertura política resulta en una puesta en escena de alta incertidumbre, cuya intensidad no permite claridad para ejecutar maniobras específicas, lo que redunda en una improvisación permanente para lograr sortear los obstáculos que se presenten. Por lo cual, la existencia de un candidato ya inscrito que sea contrario a los intereses de la nomenclatura gobernante, es un triunfo gigantesco para la ciudadanía que solo demanda un cambio de rumbo donde la ecuación democrática se restablezca.
Asimismo, ya en el imaginario colectivo comienza a comprenderse la recomposición de la estrategia electoral, donde un candidato validado para el sistema autoritario puede anotarse los votos que son la expresión del rechazo a un sistema fracasado, el cual se devoró el núcleo fundamental de nuestra sociedad como es la familia, que hoy está resquebrajada ya no por diferencias políticas, sino por una emigración dolorosa cuyos cambios demográficos dejaran sus consecuencias por décadas; como un recuerdo amargo de cuando el ciudadano se quedó en orfandad por parte del Estado venezolano.
Por otra parte, lo que viene consolidando María Corina Machado se puede traducir como un sentimiento, que representa una voz ante la espiral del silencio colectivo impuesto a fuerza de cañones, por los responsables del atraso de casi un siglo que hoy padece Venezuela, donde los servicios públicos desaparecieron para el ciudadano común. Por ese motivo, el apoyo desbordante de la ciudadanía a una propuesta de cambio que motoriza incluso a quienes acompañaron la mal llamada quinta república, siendo ello un indicativo del desbordante sentimiento que hoy arropa el voto bien ejercido; contra quienes son el atraso en toda su máxima expresión.
En resumen, el próximo nivel a superar en la construcción de un sendero democrático para el país, son las expectativas ilusorias que eximen la complejidad de la política, donde solo se puede hacer uso de dos operaciones matemáticas como son, la suma y la multiplicación. Porque en contextos de alta incertidumbre las variables del sistema son difíciles de precisar, y la mejor ponderación hacia el triunfo siempre estará en manos de quienes verdaderamente afectan con sus decisiones; siendo la próxima campaña electoral un terreno inexplorado; donde una sala situacional tendrá más peso que miles de panfletos y consignas desgastadas.
Finalmente, la política en el país se abre a múltiples posibilidades, porque los decisores parecen entender la triada perfecta que se ejecuta al delimitar el motivo, la dirección y el sentido de las acciones políticas, en el terreno del poder político, que es realmente donde se puede precipitar un nuevo viraje para Venezuela. Y donde el voto es determinante para legitimar la corrección que va a sufrir el sistema atrofiado, que hoy solo produce hambre y expatriados, lo que se puede revertir siempre y cuando los complejos personalistas sean minimizados, en favor de las virtudes civiles que aún perviven en una ciudadanía negada a perecer.
Eduin Adjunta
@adjunta90