A: Rafael Cadenas en repuesta al poema «Fracaso»
«Poeta: ¿Que pasó aquella noche cuando afiebrado gritabas tus angustias desolado?
Ya no estaba la mujer y la extrañaba tu lápiz tus poemas y tu almohada.
Te volviste silencio inquebrantable abismándote en las profundidades.
Enmudeciste por la ausente y callaste para siempre tus pesares.
Rafael:
¿Qué pretendes con el ontológico silencio qué bien sabes más que el ruido ensordece?
Quisiera adivinar tus horas tristes y convencerte que, en vez de noche ya amanece»
(Natividad Castillo P.)
El dulce sabor de la escritura nos invita a rendir homenaje a la literatura y a todos aquellos apasionados por las letras.
Es importante reconocer el largo trabajo y dedicación de los escritores que, con sus palabras, logran transportarnos a mundos imaginarios, emocionarnos y hacernos reflexionar.
Escribir no es solo una tarea, es una pasión que arde en el corazón de aquellos que se atreven a plasmar sus pensamientos en papel.
Los escritores son personas apasionadas, soñadoras, observadoras del mundo que las rodea. Para ellos, la escritura no es solo un medio de comunicación, es una forma de expresión, de creación y de
autodescubrimiento.
Cada palabra escrita es como una pincelada en un lienzo en blanco, una oportunidad para dar vida a personajes, historias y emociones.
Los escritores se sumergen en un universo paralelo donde la imaginación es el límite, donde pueden ser quienes deseen ser, donde pueden explorar los rincones más profundos de su ser.
Escribir es un acto de valentía, de vulnerabilidad, de entrega. Es abrir las puertas de tu alma y dejar que la palabra fluya libremente, sin miedo ni inhibiciones.
Y aunque el proceso de escritura puede resultar desafiante y agotador en ocasiones, también está lleno de momentos de pura magia, de éxtasis creativo y de realización personal.
Para los escritores el acto de escribir es como saborear un dulce exquisito, es perderse en un mundo de sabores y textura, de matices y emociones.
Es un viaje hacia lo desconocido, un baile entre la mente y el corazón, donde cada palabra es una nota en una sinfonía infinita.
Los escritores enriquecen nuestras vidas. Son ellos quienes nos regalan historias que nos hacen reír, llorar, y soñar.
Son ellos quienes nos inspiran, nos desafían y nos invitan a explorar nuevos horizontes a través de sus palabras.
A todos los escritores ya sean consagrados o emergentes, les debemos especial reconocimiento por su labor creativa y su contribución invaluable al mundo de la literatura.
¡Gracias por tanto!
Natividad Castillo P. (Natty)
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