A pesar de que Nicolás Maduro se hace llamar «presidente obrero«, los trabajadores nunca habían enfrentado tantas penurias como en la actualidad. Con salarios de hambre y miseria, gran parte de la población debe tener dos o más trabajos para sobrevivir a la crisis causada por el régimen. Luego de dos años sin aumento de salario, dependiendo únicamente de bonos que no se contabilizan en las prestaciones sociales, la clase trabajadora está sumergida en la precariedad e incertidumbre laboral. Así, no es de extrañar que 8 millones de venezolanos se hayan visto obligados a marcharse del país, en búsqueda de las oportunidades y la calidad de vida que el régimen les negó.
Los trabajadores venezolanos merecen un trato digno y justo. Es inaceptable que mientras algunos se llenan los bolsillos con la riqueza del país, la mayoría de los ciudadanos luchan día a día para llegar a fin de mes. Es hora de que el Estado escuche el clamor de los trabajadores, reconozca su importancia como columna vertebral de la sociedad y tome medidas reales para mejorar sus condiciones de vida. Todos merecemos tener un salario digno, que nos alcance no solo para cubrir las necesidades básicas, sino también para disfrutar de calidad de vida y tener capacidad de ahorro.
Es por ello que el próximo 1ro de mayo, Día del Trabajador, debe unificarse el clamor de cambio que anhelamos la gran mayoría porque se trata de los derechos de todos. La lucha por mejores condiciones laborales no es solo responsabilidad de los sindicatos, sino de todos los trabajadores que desean un futuro más próspero y justo. Es hora de alzar la voz y exigir un cambio real que beneficie a todos los venezolanos, no solo a unos pocos privilegiados.
Es esta fuerza laboral, diezmada por el hambre y los salarios de miseria, la que está en la calle exigiendo sus derechos, demandando mejores condiciones de vida y un país donde el esfuerzo se traduzca en oportunidades y crecimiento. Un salario justo, condiciones laborales dignas y un futuro con oportunidades no son lujos, son los derechos fundamentales que todos los trabajadores merecen. La fuerza obrera es el verdadero motor del cambio en Venezuela, y es hora de que esa fuerza se haga sentir con toda su determinación.
A tan solo tres meses de un proceso electoral que podría cambiar el rumbo del país, no caben dudas que harán todo lo posible por cambiar la percepción de la gran mayoría que ha sido humillada con salarios de hambre. Sin embargo, los venezolanos llevamos 25 años padeciendo este régimen y hemos despertado; ya nadie cree en sus sus mentiras ni falsas promesas. Este 28 de julio tenemos una oportunidad histórica para lograr el cambio político que nos permita reconstruir el país y recuperar los derechos que se nos han arrebatado. Juntos vamos a lograr nuestra meta.
Stalin González