Miles de estudiantes y profesores de las universidades públicas de Argentina protagonizaron, el martes 23 de abril, la mayor movilización contra el plan de ajuste del presidente Javier Milei por considerarlo una amenaza para la continuidad de la educación gratuita que ha formado a varias generaciones de nacionales y extranjeros.
“Si la universidad está vacía, ¿de qué llenamos el futuro?», se leía en un cartel escrito a mano que sostenía un joven en la Plaza de Mayor de Buenos Aires, epicentro de la movilización.
Universidades públicas de Argentina rechazan la medida
El nudo del conflicto es la decisión de Milei de mantener el presupuesto nacional de 2023, pese a una inflación interanual de casi 288% en marzo y disponer aumento de partidas de forma unilateral. La medida es parte del plan de austeridad y desregulación de la economía que lleva adelante el presidente desde que asumió el 10 de diciembre y, que según él, es la única alternativa para terminar con el flagelo de la inflación.
Las autoridades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), una de las más prestigiosas de Latinoamérica y la de mayor matrícula de estudiantes del país sudamericano, denunciaron que la resolución oficial está afectando seriamente el funcionamiento de sus distintas facultades, al punto de tener que dictar clases en penumbras o calles y plazas para reducir el consumo de energía eléctrica, y advirtieron que en estas condiciones podrían cerrar sus puertas a mediados de año.
“Nuestras universidades han sufrido un fuerte ajuste en términos reales en gastos de funcionamiento. Las partidas que mes a mes el Poder Ejecutivo envía a las universidades para poder funcionar, mantener edificios, realizar obras, sostener becas, las residencias, comedores, investigar, el desarrollo científico, laboratorios, servicios básicos, alquileres, todo fue congelado”, según un documento leído por la presidente de la Federación Universitaria de Argentina (FUA).
Otras cifras de las universidades
La policía no informó el número de manifestantes en la capital argentina, mientras los convocantes dijeron que fueron 800.000 personas.
Andrea Koch, de 27 años y estudiante de medicina de la UBA, dijo a The Associated Press que no hubiera podido estudiar la carrera si no hubiera sido gratuita y teme que no pueda graduarse si cierra.
“Si el gobierno no cambia su postura, la UBA cierra antes de fin de año. Nunca habíamos llegado a este punto pese a las crisis de otros años, ojalá esta protesta haga recapacitar al presidente”, sostuvo.
Según datos de la Secretaría de Educación correspondientes al año 2023, de los 2.7 millones de estudiantes universitarios en todo el país, el 80% estudian en universidades de gestión estatal.
Flavia Comiglio, de 41 y egresada de la carrera de Comunicación Social de UBA, sostenía un cartel con la frase: “Nuestros hijos e hijas merecen ser lo que quieran ser. Universidad pública y gratuita”.
El Ministerio de Capital Humano, del cual depende el área de educación, indicó en un comunicado que las universidades públicas recibieron la víspera 21.888 millones de pesos (unos 24,5 millones de dólares) del Estado Nacional para su funcionamiento y que se realizó “el depósito del 100% de los gastos de funcionamiento” de las universidades nacionales, con un aumento del 70%.