La publicación de la última novela del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Nos vemos en Agosto, ha permitido conocer la influencia de este mes en su aventurera, sorprendente y exitosa vida.
Son varios y relevantes los acontecimientos registrados en ese mes en la existencia del consagrado hombre de letras nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia y fallecido el 17 de abril 2014 en México.
A la luz del mundo esotérico el mes de agosto cabalga significativamente en la vida del Premio Nobel Literatura Gabriel García Márquez. Uno de esos sucesos es el del encuentro por medio de la lectura con el escritor checo Franz Kafka.
A los 20 años el futuro Premio Nobel de Literatura principiaba en la lectura de los mejores libros de la literatura universal. En agosto de 1947 se registra su grato encuentro literario con el escritor checo Franz Kafka. En esos tiempos devoraba cuanto libro caía en sus manos.
En esa fecha un amigo le presta el libro La Metamorfosis. Una novela cuyo epicentro es la historia del joven comerciante Gregor Samsa, quien una mañana se despierta convertido en un monstruoso insecto. Un hecho que conmociona a su familia cuya consecuencia es la vergüenza y rechazo por los prejuicios sociales. La nueva situación de Samsa es la del estigma pues su familia no lo acepta.
La metamorfosis tiene una variedad de lecturas entre éstas la de que se trata de un aborto o engendro. Su presencia cambia radicalmente la vida de la familia en una especie de reducción del tiempo.
Kafka es un hombre atormentado por la imperfección de que tiene conciencia más su hipersensibilidad que lo lleva a indignarse ante las injusticias en el mundo. Ansia la serenidad absoluta y afirma que no somos nada, frase repetida y recreada luego por otros. Un hombre que varias veces intenta acceder al matrimonio pero tropieza con la piedra del fracaso.
El relato de inmediato impacta a GGM. Entonces sorprendido se pregunta si esta forma de escribir existe para concluir que él también puede hacerlo. El libro se lo leyó de un solo tirón esa madrugada en la habitación de un hotel. Lo sedujo su fina prosa y la condición de extraño de un escritor poseído por la hipersensibilidad que vuelca en sus excelentes libros. Eso ocurre en un mes de agosto.
Ello confirma que nada existe en la vida químicamente pura. Las influencias son inevitables como decía el genial argentino Ernesto Sábato. García Márquez no es la excepción.
No es descartable que en su realismo mágico existan las trazas perdurables de la escritura de Kafka, considerado un escritor extraño vetado en la extinta Unión Soviética por el criminal de José Estalin. Ya el hecho de que alguien se transforme en un insecto constituye una expresión de realismo mágico.
¡Kafka! ¡Kafka! ¡Kafka!
Freddy Torrealba Z.
X @freddytorreal11