#OPINIÓN Se busca un Emprendedor: ¿Un Emprendedor nace o se hace? #16Abr

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«El emprendedorismo es un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal. No importa de dónde vengas, sino hacia dónde te diriges y qué estás dispuesto a hacer para llegar allí.» – Tony Robbins

El debate sobre si el espíritu emprendedor es innato o adquirido, ha sido objeto de discusión durante mucho tiempo. Algunos argumentan que las personas nacen con ciertas cualidades y rasgos que las predisponen al emprendimiento, mientras que otros sostienen que el emprendimiento puede ser enseñado y desarrollado a lo largo del tiempo. 

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Una de las teorías más antiguas sobre el emprendimiento es la teoría del rasgo emprendedor. Esta teoría sugiere que algunas personas nacen con rasgos específicos, como la creatividad, la motivación intrínseca, la disposición para correr riesgos y la capacidad de tomar decisiones rápidas, que las hacen más propensas a emprender. Según esta perspectiva, el emprendimiento es una característica innata que no se puede enseñar o adquirir.

Por otro lado, el enfoque del aprendizaje argumenta que el espíritu emprendedor puede ser cultivado a través de la educación formal e informal, la experiencia y el entorno. Según este punto de vista, las personas pueden adquirir habilidades emprendedoras a lo largo del tiempo a través de la exposición a situaciones desafiantes, la educación formal y la interacción con otros emprendedores. Este enfoque sostiene que el emprendimiento es un proceso que se puede aprender y perfeccionar con el tiempo.

Numerosos estudios han abordado la cuestión de si el emprendimiento es innato o adquirido. Algunas investigaciones han encontrado correlaciones entre ciertos rasgos de personalidad y el éxito empresarial, lo que respalda la idea de que el emprendimiento puede estar relacionado con características innatas. Sin embargo, otros estudios han demostrado que las habilidades emprendedoras pueden ser enseñadas y desarrolladas a través de la capacitación y la experiencia práctica.

El entorno en el que una persona se encuentra también desempeña un papel importante en el desarrollo del espíritu emprendedor. Los modelos a seguir, las oportunidades disponibles y las normas culturales pueden influir en la decisión de una persona de emprender. Por ejemplo, los niños que crecen en entornos familiares donde el emprendimiento es valorado y alentado pueden ser más propensos a desarrollar habilidades emprendedoras desde una edad temprana.

En última instancia, la pregunta de si una persona nace emprendedora o se hace puede no tener una respuesta definitiva. Es probable que el emprendimiento sea el resultado de una combinación de factores, que incluyen rasgos de personalidad innatos, experiencias de vida, educación y entorno. Si bien algunas personas pueden tener una predisposición natural hacia el emprendimiento, esto no significa que aquellos que carecen de ciertos rasgos no puedan convertirse en emprendedores exitosos con el tiempo y el esfuerzo adecuados.

En mi larga experiencia trabajando con emprendedores, me he encontrado con personas que se les nota al hablar con ellos, que tienen una energía emprendedora natural, pero a la vez me he encontrado con otras, que, teniendo un deseo inmenso de emprender, se esfuerzan por asimilar las características primordiales que debe tener un emprendedor.

En este sentido recordemos siempre, que un emprendedor es una persona que tiene confianza en sus propios actos, que tiene una alta tolerancia al riesgo y que aprende mucho a través de su propia acción. La confianza en sus propias decisiones refleja una capacidad para identificar oportunidades que otros no ven. Su capacidad de planificación y liderazgo, aunada a su determinación por el logro de sus metas, hacen realidad las creaciones emprendedoras más innovadoras.

Definitivamente, el debate sobre la naturaleza del espíritu emprendedor es complejo y multifacético. Si bien algunas personas pueden tener una inclinación natural hacia el emprendimiento, el desarrollo de habilidades emprendedoras también puede ser fomentado a través de la educación, la experiencia y el entorno. En última instancia, el emprendimiento es un proceso dinámico que puede ser influenciado por una variedad de factores, y la determinación de si una persona nace emprendedora o se hace puede depender en gran medida de la interacción de estos factores.

Italo Olivo

www.iolivo.com

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