Definir lo venezolano es tarea huidiza y fatalmente equivoca sencillamente porque fuimos globalizados racialmente desde hace siglos y está forja ecuménica mantiene una dinámica propia que convierte a nuestro país y a toda Sudamérica en emblema de integración étnica. Por ello satanizar culturas, responsabilizar a otras naciones por nuestras carencias propias, rebelarnos contra el éxito de otros países, no es otra cosa que un alarde iconoclasta que terminará consumido en la misma hoguera donde arrojemos los restos del Tótem civilizatorio que hayamos derribado.
Y como esclarecer verdades sobre estas arenas movedizas de lo antropológico es algo improbo, lo mejor es revisar la vida patria bajo el criterio de las obras, de las buenas obras, realizados por venezolanos útiles, buenos venezolanos, que nos han permitido contar con un país que con todo y las terribles confrontaciones de los últimos años aún sigue amando, soñando, trabajando, produciendo, simplemente porque a pesar de ser hijos de la violencia ( como dice el doctor Juan José Salazar) nos hemos cobijado de tolerancia para permanecer como un colectivo con esperanza de futuro.
Buenas obras, excelentes obras en materia de ganadería tiene el doctor Martin Volkmar Hahn Khunen, un venezolano nacido en Caracas en 1939 de padre y madre alemanes. Un venezolano absoluta y raigalmente comprometido con este país, un luchador incansable por el progreso de la ganadería en Venezuela.
Entre las muchas obras del doctor Martin Hahn está el apoyo irrestricto que siempre le ha dado a ASOCRICA y por ello su directiva decidió homenajearlo hace pocos años on unas Jornadas científicas realizadas con su nombre. La Raza Carora es un producto genético venezolano pero en el cual han participado hombres universales que decidieron apostar por nuestro país. Franco Cerutti, Leonardo Borregini, Jacob Straule, Pelayo Vilanova, nacieron en otros países pero asumieron la venezolanidad de forma entrañable. Junto a ellos y muchos otros el nombre del caraqueño Martin Hahn representa un cuadro de honor que en verdad es orgullo del gentilicio venezolano, sin necesidad de exploraciones genealógicas ni debates sobre conflictos culturales.
Martin Volkmar Hahn Khunen es un ejemplo de lo que debe hacer un venezolano por su patria, y esta verdad no la soporta en heredades aborígenes o africanas, ni en compromisos ideológicos de ningún tipo, ni en nada que pueda significar controversia política. El doctor Hahn es un venezolano que puede servir de modelos a las juventudes simplemente por su hoja de vida.
Jorge Euclides Ramírez