“Porque hay un solo Dios, y un solo intercesor entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” 1Tim. 2:5
Todos los años cuando se acercan estos días que mucha gente llama “santos” y la verdad, no sé qué tan santos sean, por cuanto lo que uno ve y oye en boca de las personas religiosas es otra cosa. ¿Dígame si DIOS que es omnisciente, omnipotente y omnisapiente y que conoce nuestros pensamientos aún antes de pensarlos que encontrará en ellos?. Para meditarlo. Es por ello, que no puedo dejar de escribir lo que los estudiosos han dicho a través de investigaciones serias acerca de la terrible muerte que sufrió nuestro Señor. DIOS mismo, encarnado en la persona del Unigénito Jesucristo. Muchos por ignorancia, tradición, inconciencia o hasta inocencia olvidan lo que el mismísimo Dios dice y confirma en su Santa Palabra “Porque hay un solo Dios, y un solo intercesor entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”1Tim. 2:5. Nadie podía tomar ese puesto, ni puede, porque Dios así lo había y lo ha establecido. Por cuanto nadie sufrió lo que ÉL sufrió para perdón de nuestros pecados y darnos la Salvación y La Vida Eterna.
Vuelvo a graficar lo que los hechos confirman acerca de su gran sacrificio, repito, que más nadie podía hacerlo. Su muerte en la cruz fue tan horrenda y dolorosa que nació un nuevo término para graficar el dolor que sintió nuestro Señor Jesucristo en su agonía: “Excruciante”. Que significa “dolor de la cruz”. Por ello no nos cansamos de escribir sobre ello. Aunque parezca repetitivo. Los estudiosos informan… “De trece a dieciocho centímetros de largo, afilados hasta la punta, eran los clavos que los romanos usaban en la crucifixión. Se clavaban por las muñecas y no en la palma de la mano como algunos piensan. Atravesaba el nervio mediano, el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por el clavo, por lo cual produce un dolor similar al que uno siente cuando se golpea accidentalmente el codo y se da en ese huesito (en el nervio llamado cúbito)” Fuente Internet. Imaginen tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio…, así era el dolor que Jesús experimentó cuando era clavado en la cruz. Al romper ese tendón y por tener sus muñecas clavadas, fue obligando a forzar todos los músculos de su espalda para poder respirar.
Pero antes, fue brutalmente azotado. Por lo cual tal vez no valoramos en su justa dimensión cuando buscamos intercesores ante el Dios Padre. “El soldado romano usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. El látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente. La espalda quedaba tan desgarrada que la espina dorsal a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan profundos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, las nalgas y las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos y expuestos; y el dolor era tan insoportable que literalmente no existían palabras para describirlo, por lo cual se tuvo que inventar una nueva palabra: EXCRUSIANTE”. Fuente Internet
Aquel, que murió en estas condiciones es a quien sustituimos hasta quitarle la investidura de ser Uno con Dios Padre y Espíritu Santo. Amigos, en toda situación debemos mirar siempre a la cruz del calvario para que veamos que nada de lo que pueda pasarnos se compara con lo que sufrió nuestro Señor y solo a él debemos adoración y obediencia. “Hasta el próximo artículo Dios mediante.
William Amaro Gutiérrez
[email protected]
