#OPINIÓN Los Diarios de la Zía Nona: El Colón de Cristóbal y las Filas de Indias (Parte XL) #1Abr

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“No todo el mundo que viaja a la India descubre América”.

Erick Kastner

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De la Efemérides

Colón sustentaba que se podía llegar a las Indias (o lejano Oriente) navegando desde Europa a través del Atlántico (vía Oeste franco). La intención básica, además de transportar especias, seda y oro, era evitar pagar a los intermediarios otomanos para cuando los turcos libertaron la capital del Imperio Romano de Oriente (o Bizantino) Constantinopla (antaño Bizancio, hoy Estambul) que, junto al Reino de Génova, acaparaban la comercialización en el medio oriente, desde Asia Menor y Egipto, hasta ambos lados del Estrecho del Bósforo

En aquella época, la pretensión para obtener productos exóticos justificaba la empresa que llevó Colón a ajustar (comentando a Pancho Herrera Luque) como El Viajero de Indias, inmortalizado tras sus cuatro (4) viajes históricos donde descubrió: San Salvador, Las Bahamas (Guanahani), Santo Domingo (La Española), Cuba, Guadalupe, Puerto Rico, Jamaica, Trinidad, Venezuela y Honduras.

El anclaje del genovés consintió el desarrollo del comercio con el viejo continente al enviar cantidad de alimentos cultivados como: maíz, papa, cacao, tabaco, pimiento, frijol, calabaza, vainilla y muchos otros, principalmente favorecidos por los europeos y gran parte del resto del mundo. 

Serias investigaciones calculan que 3/5 partes de los cultivos actuales, fueron importados desde América, y en el sentido inverso y contrastante, la expedición colombina trajo a las Indias: la rueda, el hierro, el caballo, el cerdo, el asno, el café, la caña de azúcar y las armas de fuego, estas últimas, muy solicitadas en las colas de los mercados, donde es más que una itinerario las que hay que recorrer para conquistar lo que se nos ha perdido o mejor dicho, todo lo que se derrochó con el consecuente desabastecimiento, gracias a los desmanes del gobierno autoritario que usurpó las arcas, sin ir lejos, ni hacer largas filas, pero sí haciéndose los «yo-no-fui» con los hijos del territorio. 

Así, desgraciadamente, el último descubrimiento de América fue “el Colonialismo socialista del S.XXI”, en la que nada tuvo que ver el almirante, navegante, cartógrafo, virrey, y ex gobernador general de las Indias Occidentales al servicio de la Corona de Castilla.

Des-Alineados

 Este Colonialismo cacocrático, de baja estofa e incapaz, ha desarrollado un fenómeno de esquizofrenia colectiva que ha derivado en el llamado Colonautas, pueblo amaestrado por el efecto que genera los Colones o filas de indios, en la decaída rebelión de las masas orteguianas. Si se está haciendo fila en un supermercado, normalmente no sabes qué pasa, menos qué resultará de tomar productos de la canasta que cuestan un ojo de la cara o desaparecen para aumentar de precio. Hacer colones para la gasolina, es quedar en una cadena infinita, o que se coleen, sin querer queriendo, y donde colearse es el pan nuestro de cada horario a la hora de la hora de nuestro karma, amén. 

Amén de la adulta que, desde temprano, térrea, aterrada y desbaratada, va al encuentro de su genio para rendir el presupuesto que le satura la entereza. El baño es de resudación y la conjetura no vale como paño de lágrima. Un ancho sulfure de públicos atestados, sin juicios, pero con razones, solicita, desea, revienta, menta madre, por cómo hacerle para resignarse a comer miércoles en días cualquiera. Son los minutos donde sientes que la rabadilla y la rabia repercuten en el mismo reguero pues como declama el trovador: “la vida es una trifulca de todos contra todos, sin triunfadores…”.

En la masa hay todo menos para un cuerdo: viejos rotos, manilargos, chiflados, mercaderes de mueca, oficial sin faena, caudillo ilícito, astuto con gorra de pelotero, bocón, delirante, pargo sin escama, gay en shorts teñidos, orgullosos y despreciando al resto, todo un encadenamiento extraño, una columna de aturdidos que siguen para hacer casting en un país que, sin tacto se lo llevó el diablo por torpes endemoniados de poder… y en esto no hay descubrimiento… Ni Cristóbal que valga…

Des-Enfilados

Es mediodía, los de atrás siguen detrás, los de avance no progresan y todos están saturados. Sigo entre ellos y todos rebotan sobre mí. Sin tregua. Obligado a la lucha para salvar el voto y agarrar, aunque sean fallos. Palo, puño y bofetón es lo menos, siempre que tenga como inscribir candidatura, tener candidato unitario, conseguir el voto de ultramar, y una certeza despeinada que alguno dejó a la misericordia del quizás. Nadie se le ocurre mencionar el Clap chimbo, porque el espía del 1×10 lo puede librar piche. Un desliz y mueres intoxicado sin derecho a papa decente y gordo por excesos de carbohidratos. No te cogen ni con paleta. La existencia entre filas, sufre de una central poquedad. La suma de las partes no hace totales, es la resta de los totales lo que hace una sola parte, un patrón.

Casi sin inspirar observé como pude el reloj del celular. Alguien gritó: ¡mira tú! ¡el del bastón con figura pálida! ¡Respeto pal don que viene mal! ¡Abran paso pana! No creí en el asunto conmigo. Empecé a traspirar en serio. Regresé mareado al vértice de la hilera, como extraño atrevido que no sabe dónde está, o dónde anda. Es el minuto en el que poco parece ser como uno lo piensa. 

Entonces entendí porque la realidad pocas veces se parece a lo que procuras. Es acaso un caleidoscopio de voces sin escala. Ya cedido por la marejada a mi suerte. Solo quedaba la inutilidad de estar consciente. A estas alturas, no se sabe si el apellido de Cristóbal tiene implícito el Colón de las estaciones de servicio de gasolina…

Des-Cubiertos

Alcanzada la otra orilla del río, luego de recibir la rechifla más grande de mi vida. El silencio llamó la atención. Era como pasar de frenético a la paz monacal. Todos los de aquél flanco resultaron víctimas de la detención, el puje los minó como para resignarse y ahora solo persistía la miseria de la migaja a la que un gobierno corrupto y sórdido obligaba a perseguir. Menciona el ilustrado que la individualidad es una ilusión y la insignificancia, la esencia de la existencia. Al instante supuse que Cristóbal jamás creyó desembarcar en el patio trasero del mundo, donde no resultaría otra cosa que hundirse en las continuaciones sórdidas de los “ninguneados”, pandilla de pendejos en cola tratando de comprar pollo barato, la mala leche y el azúcar que dulcifique la paciencia; así fue como el Colón (presente) y la Fila de Indias (permanente), redescubrieron América

MFC

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