El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, acusó a los «enemigos de la revolución» de tratar de «aprovechar» las protestas en el oriente de la isla por falta de electricidad y comida con «fines desestabilizadores».
Díaz-Canel se expresó así en redes sociales al referirse a las manifestaciones con varios cientos de personas en las localidades Santiago de Cuba, Bayamo y Palma Soriano, en las que se protestaba por la escasez de alimentos y los prolongados apagones diarios.
«Varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos. Este contexto se intenta aprovechar por los enemigos de la Revolución con fines desestabilizadores», escribió el presidente cubano.
Agregó que «terroristas radicados en EE UU (…) incentivan acciones contra el orden interior del país», en referencia a una lista que difundió Cuba hace unos meses en la que incluía a opositores, activistas e influencers radicados principalmente en La Florida.
Díaz-Canel señaló que «la disposición de las autoridades del partido (comunista), el Estado y el gobierno es atender los reclamos» del pueblo, «escuchar, dialogar, explicar las numerosas gestiones que se realizan para mejorar la situación, siempre en un ambiente de tranquilidad».
Cientos de personas se manifestaron este domingo en Santiago de Cuba, segunda ciudad del país, al grito de «‘¡Corriente y comida!», para protestar por la escasez de alimentos y los prolongados apagones diarios en la isla, sumida en una profunda crisis desde hace tres años.
Según testimonios personales obtenidos por EFE, la protesta fue absolutamente pacífica e iniciada por un grupo de mujeres con hijos con demandas materiales, aunque también se escucharon gritos de carácter político como «¡Libertad!» y «¡Patria y vida!», el lema de las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021.
La primera secretaria provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) en Santiago de Cuba, Beatriz Johnson, acudió al lugar para tratar de hablar con los manifestantes y fue recibida con escepticismo, aunque anunció la llegada inmediata de productos básicos a las bodegas (tiendas estatales de productos subvencionados)