“El hombre destruye su propia naturaleza. Destruye su hábitat con verdadera saña, como si odiara la bellísima morada en que vive, y a las criaturas que le acompañan y viven con él. Acaba con las plantas que son su abrigo, su alimento y medicina, sin el menor agradecimiento, sin la más mínima consideración. Destruye y aniquila. con fuerza destructora bombardea la tierra y todo ser vivo que se le atraviese”.
Sylvia Ubal
Ante la proximidad del “Día del Agua” (22-03), utilizo este medio para una vez más intentar llegar a las comunidades y llamar su atención y pretender lograr la reflexión y posterior toma de “decisiones perentorias” que conlleven a la población en general y. muy especialmente, a las autoridades a quienes compete, a ejecutar las actividades pertinentes para parar la grave problemática ambiental, nunca vista en nuestra región, y que está siendo ocasionada, indiscriminada e impunemente, después de la ejecución de la expropiación de lo que, históricamente, fueron fincas productivas y que atenta contra la preservación de la vida: vegetal, animal y humana.
La situación que estamos enfrentando en el estado Lara, fundamentalmente, en la denominada “Sierra de Portuguesa” o sea en el principio o fin de la “Cordillera Andina” donde se encuentran las nacientes de ríos tributarios de tres (3) Cuencas Hidrográficas: La Orinoquía (Que pertenece a la Amazonía), la Cuenca del Mar Caribe y la Cuenca del Lago de Maracaibo; que aportan el agua dulce al ochenta y cinco por ciento (85%) de la población larense y donde se están ejecutando, ilegalmente, acciones devastadoras que están exterminando la biodiversidad de la zona de manera acelerada e irreversible, realidad que más temprano que tarde se hará sentir, “inclementemente”, debido la escasez de alimentos, por la merma en su producción y por agotamiento del agua esencial para preservación de la vida.
La represa “Félix de los Ríos”, mejor conocida como “Dos Cerritos”, tiene sedimentos en la mayor parte de su potencial porcentaje de almacenamiento y es conocida la problemática que enfrenta la represa de Atarigua que aporta el vital líquido a la población de Carora y está ubicada aguas debajo de “Dos Cerritos” y es surtida por el mismo Río Tocuyo; Las nacientes del Río Yacambú, que nutre la esperanza de agua dulce a través de la represa de la construcción eterna, están siendo devastadas al igual que el “Valle del Turbio”, y pregunto:
¿De culminar la Represa Yacambú, con qué agua se va llenar un tubo de 352 kilómetros cuadrados de superficie?
Y, si continúa éste ecocidio…
¿Cuál es el futuro de la represa Dos Bocas si el proyecto, aún no culminado, planifica su formación con aguas del Río Yacambú y del río Bucaral que también está siendo depredado desde sus cabeceras? y es la esperanza de agua dulce para las poblaciones de Turen, Acarigua-Araure, Yaritagua, el este de Barquisimeto y para los municipios Simón Planas y Palavecino.
También ha sido denunciado que…
La “Represa Guaremal” es un almacén de arena y barro
Sólo parando este desastre ambiental podríamos emprender la recuperación de estas áreas de alta fragilidad ecológica; lo cual no va a ser fácil, ni inmediato.
El “Valle del Turbio” no es más que la punta de Iceberg de lo que ocurre al sur del estado Lara.
Son impredecibles las consecuencias del desastre ecológico que se está realizando en el área de lo que fuera un valle verde, productor de alimentos, de gran parte del azúcar que ahora tenemos que importar, y de incuantificables tributos a la ciudad de Barquisimeto y Cabudare, cuando aportaba frescura como control ambiental, y más importante aún, si reflexionamos sobre su inmenso aporte de oxígeno a la población; sin poder obviar la importancia que revestía a la actual metrópolis la innegable desaparición del “Bosque Macuto”; porque además, era zona protectora de la “Montaña del Altar mejor conocida como Terepaima”. Alfa y Omega de la Cordillera de los Andes…
La construcción de viviendas en pleno valle y en las márgenes del otrora navegable Rio Turbio, y que presumimos, se están ejecutando sin aprobación y por ende, sin supervisión por parte de las autoridades a quienes compete controlar el cumplimiento de las más elementales normas legales y de ingeniería; así como de aquellas autoridades a quienes corresponde la preservación de las vidas humanas, hace presumir el riesgo de una catástrofe, el aumento indiscriminado de la contaminación del río y la violación del Estado de Derecho en materia ambiental. Un, fehaciente, ejemplo de la magna depredación lo constituye la extracción de arena del lecho seco del río que nace al sureste de la población de Cubiro y que, “cuando lleva un hilillo de agua”, es tributario del río Cojedes, de quien forma parte acompañado por el río Buría y, de allí, se rinde a las aguas del río Portuguesa; para desembocar en el río Apure y llegar hasta el río Orinoco…
CONTINUARÁ…
Maximiliano Pérez Apóstol