En esta vida el hombre no tiene más remedio que estar haciendo algo para sostener su existencia. Estar vivo es un perenne quehacer. Antes de crear algo cada hombre tiene que decidir por su cuenta y bajo su riesgo lo que va a hacer.
Las creencias forman parte de esa circunstancia que nos da cierto poder sobre las cosas que nos rodean. Creemos en algo con fe viva cuando esa creencia nos basta para vivir. Siendo muy niños o jóvenes, los padres y lo que nos rodea, hasta cierto punto, nos dan la confianza de que siempre contaremos con seguridad, con cariño y total apoyo hasta que lo decidamos.
Pasando el tiempo nos vamos dando cuenta que no todo se nos dará fácil si no luchamos y trabajamos por hacer realidad los sueños. No es fácil el camino, lograr llevar adelante lo que anhelamos obtener cuesta fe, cuesta esfuerzo y cuesta sacrificios. La fe se va terminando cuando la realidad de -creer vivir por siempre en el país de las maravillas- se termina dando paso a las realidades. Ya no somos niños, los padres ya cumplieron, si no aprovechamos y con responsabilidad enfrentamos el futuro con los conocimientos y herramientas que nos dieron, miserablemente habremos perdido el tiempo. Permanecer en una dirección equivocada traerá sus consecuencias al no haber aprovechado el tiempo cuando el viento soplaba a favor. No hay camino fácil, cada uno realizará su siembra, cuya dulzura recogerá a su tiempo… Cada edad tiene su momento para ser, para crearse un destino y poder disfrutarlo con felicidad. El individuo como tal está forzado a avanzar siempre sobre sí mismo. El tiempo apremia, la vida es un instante. El tiempo no vuelve, como tampoco el ser humano puede volver a ser lo que antes era.
La experiencia de la vida no se compone solo de las experiencias que adquirimos con la ayuda de nuestros ancestros y enseñanzas que desde muy pequeños la sociedad en que nos desarrollamos nos transmite. En ese total de legados también llegan ramilletes de usos intelectuales, morales, tradicionales, de principios, de cultura y actitudes que no todos saben aprovechar ni valorar.
El hombre toma sus propias decisiones, inventa programas de vida, ensaya, realiza ese personaje imaginario que ha resuelto ser, se embarca lleno de ilusiones atravesando, mares, países y lugares. Cree profundamente en el súper personaje que se mueve dentro de él, pero al experimentarlo se da cuenta que no era lo que buscaba, cree que lo elegido no llena sus expectativas que tendrá que luchar demasiado para lograr lo que quiere. Como a este tipo de joven no le gusta ganarse la vida con el sudor de su frente, entonces decide buscar otro camino fácil, sin trancas y sin inconvenientes. Creyendo que a donde vaya podrá logar lo que quiera no importando si hace daño a otros, tendrá resultados siempre contra sí mismo. Llevará sus malos pasos sobre su espalda y al final de su vida loca e irresponsable las consecuencias de sus actos serán su castigo y la conciencia su peor juez.
Cada ser humano ha sido dotado del libre albedrio. Sobre todo usted joven venezolano que en el exterior es bandera, si usted no se sabe comportar ni atenerse a los principios y buenos ejemplos de sus progenitores quédese en su país, no manche su bandera, hónrela y honre el orgullo de ser venezolano.
Usted el único responsable de sus actos y el que pagará su precio. Es usted el que elige dirigir sus pasos hacia la cumbre o hacia el abismo…
Amanda Nino P.
