#OPINIÓN Vivir en un mundo cambiante #13Mar

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“…Caminos existen, que son difíciles, también es verdad, pero si el liderazgo del mundo asume su verdadera responsabilidad y se olvidan de sueños imperiales, de reconstrucción de pasados idos, de glorias personales, de retaliaciones por un pasado lejano, pudiera encontrarse la tan anhelada paz…”
Jorge Puigbó

Hay frases que definen perfectamente a una época determinada, en cualquier lugar del mundo, sobre todo si nos referimos, lo cual es el caso, a aquellos tiempos aciagos en los cuales desafortunadamente los seres humanos fueron, o son, sometidos a todo tipo de represión y manipulación, causa principal de la imposibilidad de manifestar su opinión al no tener libertades políticas, en especial la de libre expresión. A través de la Historia se ha dado una lucha constante del hombre contra los gobiernos totalitarios o autocráticos, para lograr que exista la libertad plena. Desde tiempos inmemoriales nos conseguimos expresiones escritas que parecieran adecuarse, una más que otras, en lograr definir, o dibujar, en su totalidad la atmosfera de sumisión y de temor que en un momento dado nos rodean, una de ellas es la que copiamos de seguidas: “Vivimos en tiempos difíciles en los que no podemos ni hablar ni callar sin peligro”. (Juan Luis Vives. Carta a Erasmo, 1540). Como podemos deducir por la fecha en la cual fue escrita esta frase, períodos agobiantes siempre han existido en todos los lugares y tiempos, y es que, algunos seres humanos no cesan de pretender que el poder es un fin en sí mismo y es sinónimo de herramienta para el sometimiento de la sociedad a sus designios o a los de su grupo. Decir que es lamentable es insuficiente e inútil, porque los sentimientos del presente no borran en absoluto el pasado, solo nos debe bastar aprender que, los resultados de todos estos intentos de imponer revoluciones, en su totalidad resultaron en grandes fracasos y tragedias y generalmente terminaron en profundas rectificaciones que se construyeron sobre los escombros de naciones y el dolor imperdonable; en revueltas causadas por el malestar de la población reprimida y, en fin, solo lograron retrocesos en la calidad de vida, perdida de años y de vidas.

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En estos días leímos un artículo con fecha 10 de marzo, de Fernando Vallespín en el diario El País, de España, en el cual básicamente se refiere a un libro de Philipp Felsch, acerca del filósofo Jürgen Habermas y abre el escrito citando, de este, esta frase lapidaria: “Actualmente todo a lo que había dedicado mi vida se está perdiendo paso a paso”, sorprendente declaración en una persona extraordinariamente positiva en lo que se refiere a la respuesta humana frente a las adversidades y cambios, tal y como lo señala el articulista, quien se siente preocupado por la aparente desmoralización de alguien de quien menos se esperaba y achaca, como elemento definitorio de esa actitud, al cambio de política en Alemania anunciado, hace dos años, por el canciller Olaf Scholz, el 27 de febrero del 2022, usando para ello la expresión “zeitenwende”, cuya traducción sería algo así como un cambio de era, un cambio de rumbo, un punto de inflexión, refiriéndose a la política de seguridad de ese país y haciendo hincapié en la modificación total de las relaciones con Rusia, signadas desde hace muchos años por un acercamiento basado en el comercio. Citamos, para mayor claridad, un párrafo del artículo publicado en Agenda Socialdem, el 18 de julio del 2023, firmado por Ruth Ferrero-Turrión, en el cual leemos acerca de las relaciones de Alemania con Rusia lo siguiente: “…unas relaciones que se habían sostenido desde los años 60 sobre la famosa “Ostpolitik” (Política de distensión y reconciliación.), lanzada por Willy Brandt y cuya filosofía se articulaba en el principio de “Wandel durch Handel”, la transformación a través del comercio, y que ahora se demostraba fallida. De este modo, se establecía un nuevo replanteamiento de las relaciones con Rusia, un impulso de las fuerzas armadas con la incorporación de un fondo de 100.000 M€ y, por fin, la reducción de la dependencia energética de Rusia. En otras palabras, Scholz daba un golpe sobre la mesa transformando de manera radical la política exterior alemana vigente desde el fin de la Guerra Fría…”. Indudablemente se trataba de un terremoto político, como lo definieron en su momento los analistas de la materia, cuyos efectos no solo afectaban a lo interno a ese país, sino su profundidad y gravedad, trascendía sus fronteras y en primer lugar estremecía a la Unión Europea por ser Alemania el principal motor económico de esa zona. El cambio endurece la posición frente a Rusia y afecta totalmente las relaciones, ya sean comerciales, diplomáticas, militares o de cualquier otra índole, el comportamiento abusivo y sorpresivo de la invasión a Ucrania ordenada por Putin cambió para siempre las expectativas de un futuro de paz. Desde ese punto de vista entendemos perfectamente la angustia y decepción que sufre el escritor y filósofo Habermas, definido como un sostenedor de la “antorcha del optimismo ilustrado” en el texto citado de Vallespín.
Las intenciones de miles de líderes, los sueños de paz, progreso y libertad de millones de personas en el mundo se están oscureciendo cada día más y todos lo percibimos más lejano de alcanzar lo cual, nadie lo puede negar por evidente, trayendo consigo una gran incertidumbre en el mañana y predisponiendo a las personas a la ansiedad y depresión. Negar la evidencia del deterioro de las instituciones políticas, las guerras en curso y el surgimiento de ideologías altamente destructivas, las cuales ni siquiera aportan soluciones, sería ridículo, solo tenemos que voltear a ver a los Estados Unidos, paladín de los valores morales de occidente y sostén económico del mundo, modelo de democracia y de libertades, debatirse en un mar de contradicciones, aceptando una polarización absurda y apartándose de sus objetivos principales, al ser incapaz de mantener la unidad política necesaria para cosas elementales y vitales, como por ejemplo, difiriendo aprobaciones de leyes y normas al quedar supeditada su aprobación, al capricho de dirigentes políticos que parecieran haber perdido el rumbo. Y si esa es la primera economía del mundo, que queda para el resto de los países, para una Latino América, ahogada en la corrupción y el autoritarismo, que no termina de decidir su destino, imputando todos sus problemas económicos y sociales, a terceros países; a la historia cruel que nos tocó vivir, como si en Europa no hubieran pasado por guerras desastrosas que la arruinaron completamente, para luego recuperarse con el esfuerzo de su gente. Solo veamos en Asia el ejemplo de Vietnam, Japón, Singapur y la misma China, esta última hambreada y destruida por la aplicación de un férreo régimen comunista y hoy segunda economía del mundo.

Caminos existen, que son difíciles, también es verdad, pero si el liderazgo del mundo asume su verdadera responsabilidad y se olvidan de sueños imperiales, de reconstrucción de pasados idos, de glorias personales, de retaliaciones por un pasado lejano, pudiera encontrarse la tan anhelada paz. Dice Irene Vallejo, en su artículo de El País, “El Pasado en Construcción”: “Lo genuino no es agachar las rodillas para reverenciar y añorar imperios extintos o conceptos inamovibles, sino usarlas para caminar y avanzar. Como articulaciones, simbolizan nuestra flexibilidad y ligereza andariega. El estudio de la Historia nos demuestra que gran parte de lo que hemos construido se apoya en ideas, que son aire, vaho, niebla y pálpito. Al reivindicarlas, paso a paso, nuestras creaciones mas valiosas amplían el mundo…”. Que así sea.

Jorge Puigbó

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