El mercado laboral estadounidense se enfrenta a un panorama incierto, donde a pesar de la creación de 275.000 nuevos puestos de trabajo en febrero, la tasa de desempleo aumentó dos décimas al 3,9%, su nivel más alto desde enero de 2022.
Los analistas se muestran cautelosos ante este dato, ya que contradice las expectativas de un mercado laboral resiliente, señalando que el aumento del desempleo se produce en un contexto de crecimiento moderado de la economía y presiones inflacionarias.
Los hispanos, por su parte, parecen ser los menos afectados por este repunte. La tasa de desempleo entre la población hispana se mantuvo en el 5%, sin cambios desde enero. Sin embargo, las mujeres latinas son las que más están sufriendo las consecuencias del debilitamiento del mercado laboral.
El sector privado fue el principal responsable de la creación de empleos en febrero, con un aumento de 223.000 puestos de trabajo, mientras que el sector gubernamental aportó otros 52.000 empleos.
Las empresas, ante las dificultades que encuentran para contratar y retener empleados, se muestran cautelosas a la hora de despedir personal. A finales de enero, había 8,9 millones de puestos vacantes, un ligero descenso respecto a diciembre.
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La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha tratado de minimizar el impacto del aumento del desempleo, asegurando que los estadounidenses «reciben sólidos aumentos de salarios que superan la inflación». Sin embargo, los analistas advierten que el mercado laboral podría estar empezando a mostrar signos de debilidad.
El futuro del mercado laboral estadounidense es incierto. La evolución de la economía, la inflación y las políticas monetarias serán determinantes para su comportamiento en los próximos meses.