En el contexto del Día Internacional de la Mujer, el exparlamentario, abogado y defensor de los derechos civiles Rafael Narváez, alzó su voz para denunciar la situación que viven las mujeres venezolanas «en medio de la feroz crisis económica y la indetenible hiperinflación».
«La mujer venezolana sigue siendo víctima de la indolencia por parte del Estado. Se le ha despojado de sus derechos al bienestar social y a una calidad de vida digna», indicó.
Con salarios que no superan los 5 dólares mensuales, «las mujeres venezolanas se ven obligadas a realizar malabares para cubrir las necesidades básicas de sus familias. La canasta básica, que se ubica alrededor de los 500 dólares, se convierte en un sueño imposible».
Salud precaria y servicios públicos colapsados
El acceso a la salud se ha convertido en un lujo que pocas pueden costear, afirma Narváez. «Los hospitales se encuentran en condiciones deplorables, sin insumos ni personal médico».
La falta de agua potable, energía eléctrica y gas doméstico agrava aún más la situación, señala. «Las mujeres, quienes en su mayoría son jefas de hogar, deben dedicar horas a la búsqueda de estos servicios básicos, sacrificando tiempo valioso que podrían dedicar a otras actividades», destaca.
Un Estado indolente
«El Estado sigue indiferente ante las peticiones justas de la mujer venezolana», denuncia Narváez. «Su única prioridad es el poder político, lo que vulnera flagrantemente los derechos humanos de quienes dan vida a nuestra nación», añade.
No hay nada que celebrar
Para el ex parlamentario, no hay nada que celebrar este Día Internacional de la Mujer. «El Estado niega a las mujeres venezolanas el derecho a una vida digna, impregnada de seguridad social», sentencia.
Un llamado a la acción
Narváez hace un llamado a la comunidad internacional a visibilizar la situación de las mujeres venezolanas y a presionar al Estado para que cumpla con sus obligaciones. «Es hora de que las heroínas de la cotidianidad venezolana reciban el reconocimiento y el apoyo que se merecen», concluye.