#OPINIÓN ¿Hay una solución para Venezuela? #6Mar

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Sí la hay, aunque eso significa que hay que llevarla a cabo porque no hay otra salida, es decir, porque no hay que ser muy inteligente para ver que cada vez está peor, y en algún momento, colapsará totalmente, es decir, social, económica y políticamente, porque los países sí se acaban, y si no lo creen, lean la Historia, la cual describe cómo Venezuela ha sido reinventada varias veces.

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Venezuela hoy, es un estado fallido, porque lo que existe es un gobierno ilegal, porque no sabe cómo gobernar económica, social y democráticamente. Y simplemente, el problema está entre los militares, por apoyar al chavismo, y los grupos no militares que apoyan al chavismo porque todo se reduce a dinero. Eso define lo que es una dictadura manejada por ladrones que creen que cuando se acaben los dólares, simplemente se irán a otro lugar.

No hay que ser un especialista en la materia porque a simple vista se advierte que Venezuela es hoy un estado fallido, colapsado y sin futuro por el camino que va trajinando, porque ya está en el límite del colapso porque tiene problemas desde todo punto de vista. Y Venezuela no logrará la recuperación sin la ayuda del exterior, política, social y económicamente, porque no hay otra forma.

Creo que en Venezuela la gente pierde el tiempo creyendo que solamente hay dos salidas: una, que llegará totalmente de afuera, así como el premio de una lotería, y la otra, que los grupos políticos domésticos que están luchando entre sí, eventualmente recapacitarán y votarán por la democracia.

Lamentablemente, esas dos salidas son casi imposibles porque nunca ha existido un país que fuera a ayudar a otro desinteresadamente, como sucedía con los misioneros que iban a salvarles las almas a los indígenas atrapados en sus religiones, que esperaban una recompensa del cielo. Por eso la Historia nos muestra que la salvación de las almas pasó de moda, y hoy existen solamente esos países interesados en hacer negocios donde ambos grupos, ellos y nosotros, salgan ganando, así sean en partes desiguales, pero con situaciones claras y beneficiosas para ambos. En Venezuela, eso no está sucediendo hoy ni hay quien lo propicia, según los que están “mandando”.  

Venezuela pasó inicialmente de manos indígenas a españolas, y finalmente a criollas, pero nunca se distribuyeron porque la sociedad era muy desigual, y hoy está peor que nunca, porque nunca había llegado a este estado de corrupción política, social y económica, y hoy, la única salida es crear un gobierno con ideas democráticamente reales, totalmente nuevo aunque el camino sea largo y arduo, por lo que hay que empezar ya, porque más vale tarde que nunca.

A la Venezuela de hoy hay que desbaratarla totalmente, sin mentiras de proyectos imposibles, desde el principio, para recrear a una nueva nación, una sociedad democrática, simplemente, haciendo borrón y cuenta nueva porque sí hay gente que la haga desde los cimientos. No es una cuestión de revancha, sino de lógica, audacia y razón. Además, sí hay con qué y con quién, además de ayuda desde el exterior.    

Epílogo

Los sucesos de Nueva York de hace apenas unos días de febrero, me impactaron personalmente, porque ahora yo me sentí totalmente humillado por culpa de la circunstancia de otros, que en cierta forma tampoco tenían la culpa, como si yo hubiera sido participante con los inmigrantes que vinieron caminando desde Venezuela. Nunca antes los venezolanos habíamos sido vistos como delincuentes públicos y notorios, pero ahora sí, porque las televisoras y la prensa habían desatado su furia porque la gente hacía solicitudes públicas en varios estados para que los expulsaran a todos, y eso era algo nunca se había visto en este país. 

Entonces me acordé de cuando al principio de la década del 50, ví a los inmigrantes europeos y de otros lugares que llegaban a Venezuela, pobres y sin entender el idioma, caminando sin rumbo, mirando todo a su alrededor porque estaban realmente perdidos, ausentes, y pobres, pero con las esperanzas muy en alto, y cuando mucha gente les hacía burlas por su apariencia y sus necesidades, ellos aguantan callados, sin hacer caso ni devolver los improperios. Solo más adelante entendí qué fue lo que les había sucedido. Con los años, ellos se adaptaron, y sus descendientes, nacidos en Venezuela resultaron buenos y extraordinarios venezolanos, Desgraciadamente, luego, las cosas cambiaron y muchos se fueron y no volverán.

Esos muy trágicos días de Febrero del 2024 en Nueva York, repercutirán por muchos años aquí, aunque con seguridad no para esa ultraderecha venezolana ultra millonaria que vive aquí en dólares, porque trajeron fortunas hechas y extraídas de Venezuela, y sin castigarlas a todas, viven en ese otro mundo de los que ya habían trasladado sus fortunas a paraísos de bancos seguros, como dicen ellos. Mientras tanto, hoy, todavía hay muchos venezolanos indocumentados, y con seguridad faltan más por llegar. Amanecerá y veremos, cómo me lo dijo aquel prócer de los inmigrantes en Venezuela mientras hablábamos sobre lo que podía ser el país en su casa en Altamira. 

FIN

Luis Salomón Barrios, Ph. D.

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