El día 29 de febrero es un día que solo “existe” cada cuatro años. Es decir, cada cuatro años hay un año que tiene 366 días en lugar de los habituales 365, y a estos años se les denomina “año bisiesto”. Aunque esto es algo que sabe prácticamente todo el mundo, lo que no es tan conocido es precisamente el origen de esta anomalía en los calendarios.
29 de febrero: ¿Por qué los años bisiestos tienen lugar solo cada cuatro años?
Los orígenes de este día extra del año se remontan al calendario juliano introducido por Julio César en el año 46 a.C. El dictador reformó el calendario romano, que fue el primer sistema ideado para dividir el tiempo en la antigua Roma, introduciendo un día extra al mes de febrero una vez cada cuatro años. Es decir, tras esta reforma, habría tres años seguidos de 365 días de duración y un cuarto año de 366 días.
¿Cuál fue el razonamiento tras esta decisión? Muy simple: un año solar —el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del sol— dura un poco menos de 365,25 días. O lo que es lo mismo, este fenómeno no tiene una duración de un número entero de días, lo cual va provocando un desajuste en el calendario que se va haciendo más grande con el paso del tiempo. Y como precisamente los calendarios fueron ideados para hacer un seguimiento de eventos del año como las cuatro estaciones, este desajuste haría que no sirvieran para nada.
Del calendario juliano al calendario gregoriano
No obstante, el calendario juliano no era perfecto, ya que introdujo un retraso de aproximadamente un día cada 128 años con respecto al año solar. Es por ello que, desde el año 1582, nos regimos por el calendario gregoriano, introducido por el papa Gregorio XIII. El Imperio Español y Portugal fueron los primeros países en adoptarlo.
Para corregir el desajuste del calendario juliano, el calendario gregoriano introdujo una nueva regla: un año solo se considera bisiesto si es divisible entre 4 excepto si termina en “00″, en cuyo caso también debe ser divisible entre 400. Por ejemplo, el año 2000 (divisible por 4, por 100 y por 400) sí tuvo un 29 de febrero, mientras que el año 1900 no.
El calendario gregoriano sigue siendo impreciso con respecto al año solar
Esta regla más estricta introducida por el calendario gregoriano hizo que los días y el avance de las estaciones se pudiesen medir con mayor precisión; el desajuste es solo de un día cada 3324 años, mientras que con el calendario juliano se producía un desajuste de un día cada 128 años. Con el calendario juliano los años duraban 365,25 días, mientras que con el gregoriano duran 365,2425 días.
La nueva regla del calendario gregoriano para paliar el desajuste del calendario juliano dividió el tiempo en ciclos de 400 años en los que hay 97 años bisiestos y 303 años comunes. En la actualidad, ya que seguimos utilizando el calendario gregoriano, sigue habiendo una inexactitud a la hora de sincronizar el avance de los días y el cambio de las estaciones con el año solar.