Unos 40.000 habitantes de los 94 caseríos que integran la parroquia Águedo Felipe Alvarado, municipio Iribarren, estado Lara, están sin agua potable. La razón, además del deterioro de la tubería, es que no hay mantenimiento de la red y la empresa que presta el servicio, Hidrolara, en marzo del 2022, desmanteló dos de los tres pozos de aguas profundas que abastecían a las comunidades.
En Bobare, capital de la parroquia ubicada al oeste de Barquisimeto, por la vieja carretera Lara-Falcón, el suministro de agua potable es crítico desde hace tiempo, refieren sus habitantes.
No obstante, hasta hace unos tres años la situación se paliaba con camiones cisternas que enviaba la alcaldía, afirman Israel Torrealba, Miguel Parra, Edward Rodríguez, Lourdes Semprún, Ramón Luis Gil y Francisca López, quienes se han organizado en una especie de comité para luchar por las reivindicaciones de sus comunidades.
Los vecinos recuerdan que en la parroquia, aunque había fallas con el agua, los pozos abastecían la demanda, sin embargo, Hidrolara desvalijó los equipos de dos de los pozos de aguas profundas para su supuesta reparación y a casi dos años, todavía esperan por la reposición de las bombas hidráulicas.
Un tercer pozo, dicen los habitantes, se salvó de ser desmantelado porque la comunidad se opuso y evitó que se lo llevaran y es el único pozo que funciona a media máquina para extraer agua salada que no es la idónea para el consumo, advierten.
Agua contaminada
Francisca López es enfermera. En más de 30 años de servicio que prestó en el caserío Matatere, a 21 km de Bobare, dijo que la escasez de agua potable en la comunidad desencadena problemas graves de salud.
En buena parte de los caseríos, se abastecen de agua de lagunas creadas para el riego de sembradíos y para el consumo de rebaños caprino y vacuno, específicamente, en el sector El Buchal.
La profesional sanitaria refiere que la salitre del agua reseca la piel y eso genera escabiosis, especialmente en la población infantil y adultos mayores.
De acuerdo a un estudio que hicieran al agua de la parroquia unos especialistas, dice López, el agua que consumen en la parroquia contiene 25 minerales que no son tratados y eso ocasiona diversos problemas en la salud de los seres humanos.
Los moradores de la parroquia, distante de Barquisimeto a 28 km, unos 25 minutos en vehículo, piden a Hidrolara, así como a los gobiernos municipal y regional, no sólo que devuelvan los equipos que se llevaron, sino que se ocupen por prestar mantenimiento a la red que aún conservan, pero que se ha deteriorado con el tiempo, así como evalúen la propuesta de reactivar en tanque que está abandonado poco antes de llegar a Bobare, donde fácilmente se pueden abastecer los camiones cisternas para distribuir agua a todas las comunidades, como una tarea que le corresponde a la municipalidad y «porque el agua es un derecho universal y humano que el Estado venezolano debe proporcionar a sus ciudadanos», apuntaron.
