Aislados, renegados y condenados por la opinión pública mundial. Así está Maduro y su maltrecho tinglado revolucionario. No hay lugar de esta Tierra en donde no se deje sentir una protesta de repudio a la grotesca manera como se manejan las cosas en esta farsa con empaque desgastado y etiqueta de revolucionario.
Hasta sus propios socios del Foro de Sao Paulo se han pronunciado, porque no han tenido más remedio que también censurarlos, aunque sea de manera sesgada, por semejantes andanzas violatorias de los derechos humanos. Lo hizo Gustavo Petro, advirtiendo que, “los que excluyen a la Comisión Internacional de Derechos Humanos y a la ONU, desencadenan dictaduras y genocidios”. Una pedrada de gorila en el ojo de Maduro fue lanzada atinadamente por su vecino más cercano. Lo mismo hizo el presidente Lula da Silva, a través de su más confiable asesor de política exterior, Celso Luis Nunes Amorín, Jefe de la Asesoría Especial de la Presidencia de la República Federativa de Brasil, para quien “cualquier detención de carácter político es preocupante”.
Dice el adagio popular que “no hay peor cuña que la del mismo palo”, pues bien la exministra chavista Mari Pili Hernández, ha confesado públicamente, en sus redes sociales que, “tengo 40 años trabajando en los medios de comunicación y nunca antes había tenido temor de expresarse. Pero que quede claro: el silencio es por miedo, no por falta de indignación o de vergüenza ante los hechos”.
Cancilleres de Latinoamérica, en representación de sus respectivos gobiernos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Uruguay han rechazado la decisión de Venezuela de expulsar al personal de la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos por “agredir la soberanía y autodeterminación del país con mentiras, falsificaciones, desinformaciones y manipulaciones”.
En el Parlamento Europeo fue aprobada una resolución que contó con el respaldo de 440 eurodiputados de los 490 presentes, la reacción de Maduro fue declarar “personas no gratas” a esos 440 representantes parlamentarios de diferentes países europeos. Una decisión estrafalaria, si nos atenemos a ver que se enfrenta prácticamente a todas las fracciones con representación en ese importante foro del mundo.
La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos deploró el pasado jueves “la decisión asumida por el Gobierno de Nicolás Maduro de suspender las actividades de su sucursal en Caracas, y subrayó que está examinando cómo actuar en consecuencia”. Ravina Shamdasani, portavoz de la oficina liderada por el alto comisionado Volker Türk, manifestó que “lamentan este anuncio y estamos evaluando los siguientes pasos a seguir”. La vocera del despacho de la ONU ratificó que “continuamos conversando con las autoridades y otros actores. Nuestros principios rectores han sido y seguirán siendo la promoción y la protección de los derechos humanos de los venezolanos y las venezolanas”.
El secretario general de la OEA, Dr. Luis Almagro, no tardó en condenar las acciones de Maduro, expresando en sus redes que “el régimen venezolano muestra su verdadera cara con sus acciones, como la descalificación de la vencedora de las primarias y favorita en los sondeos, María Corina Machado. Esto demuestra la falta de transparencia del proceso electoral. El hostigamiento político, la violación de los derechos políticos de los ciudadanos y el incumplimiento de los pactos son la forma de actuar de la dictadura”
En conclusión, los desatinos de Maduro lo distancian de la mismísima Casa Blanca, en donde había establecido contactos que negociaban con él, pero que ahora están más que claros en que no es un negociador confiable, que no honra sus compromisos y que juega irresponsablemente con la buena fe de sus interlocutores. Mientras tanto la opción de María Corina Machado que sigue siendo la líder con mayor respaldo popular, es la segura carta electoral para poder garantizar una transición pacífica en Venezuela y comenzar a dejar, como parte de un pasado oscuro, la tragedia humanitaria, económica e institucional que ahora se padece.
Mitzy Capriles de Ledezma