El empresario Ignacio Guerrero, quien era amigo y socio del expresidente Sebastián Piñera y quien lo acompañaba en el fatídico accidente en el Lago Ranco, reveló sus emociones tras asistir a la misa fúnebre en la Catedral Metropolitana.
En conversación con Ex-Ante, el cercano colaborador del exmandatario confesó: “¿Cuántos sentimientos quieres? Pena, tristeza. Siento rabia y culpa. ¿Cuántos quieres?”.
“Me cuestiono ¿por qué no hice esto? Y si hubiera hecho esto, no habría ocurrido lo otro. Claro, evidentemente, si yo hubiera dicho, no nos vamos…”, manifestó.
En ese sentido, se abstuvo de dar detalles del trágico accidente.
“Mira, fue muy rápido, pero no quiero entrar en eso. Sentimientos todos. Una tristeza infinita. Una rabia. Dime la lista de sentimientos que hay y te los digo todos. Tristeza, rabia. Una especie de soledad. Un grado de culpa porque uno dice, ¿dónde pude yo haber hecho algo distinto? ¿Por qué no lo hice? Si lo hubiese hecho, ¿qué habría pasado? Y te empiezas a pasar toda esta película, porque como es tan catastrófico el desenlace final, uno dice, pucha, debería haber hecho todo y no lo hice. Pero eso mismo sirve hasta cuando vaya a cruzar la calle con él, es medio tonto decir no crucemos nunca porque nos pueden chocar”, relató.
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Interpelado sobre las palabras del hermano del exgobernante, Pablo Piñera, quien dijo que “murió en su ley” porque “a él le gustaba el riesgo y la aventura”, Guerrero afirmó: “Sí, sí, por supuesto. Y ahí el tema de la culpa. La relación mía con él era una relación de no estar siempre poniéndonos límites. Entonces es como, sí, lo debería haber hecho porque el resultado fue trágico, pero lo pienso ahora. Porque antes no se veía trágico”.
Asimismo, contó que hizo “miles” de viajes junto a Piñera en su helicóptero y que era un “muy buen piloto. Era un piloto de excepción, era un piloto maravilloso”.
Para el empresario, lo que queda tras la muerte del expresidente es la relación de tantos años y haber sido parte de su vida.
“Un orgullo infinito de cada aspecto de su vida, de todo lo que se dice, de su inteligencia, de su sentido del humor, su preocupación por el resto. Si a alguien le pasaba algo, el presidente inmediatamente lo llamaba y le preguntaba cómo estás o cómo está tu mamá. Era algo continuo por las preocupaciones más mínimas de las personas fueran cercanas o lejanas. A un señor se le enfermaba la señora y lo llamaba”, finalizó.