La vivencia de lo novedoso en la poesía de Ramón Rivasáez #1Feb

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Publicar nueve libros en el género de la poesía constituye un verdadero portento intelectual en un país donde su consumo es de la inmensa minoría por el desinterés existente por la buena lectura.

Contra viento y marea el poeta y periodista trujillano Ramón Rivasáez (4-1949) presenta una reputada obra poética que brilla con luz propia en este mundo indiferente al sublimante arte en sus diversas formas.

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Dedicarse al cultivo de la palabra literaria es tarea exigente que requiere capacitación de quien lo hace. Rivasáez está debidamente provisto del conocimiento de las normas de la escritura más una natural y pulida vocación. Aprendizaje que realiza al calor de prolongadas lecturas y la práctica del mejor periodismo cultural y en otras fuentes. 

El compromiso de labrar la palabra poética en Ramón Rivasáez  es algo que asume con suma seriedad  formando parte de su condición existencial.  Por eso se hace llamar orgulloso poeta antes que nada.  

En su poesía es dominante la vinculación con la trilogía naturaleza, sociedad y hombre para afirmarse. Por lo que sus  tópicos constituyen un variado abanico que va desde los acuciantes estados existenciales manifiesto  en el poema Majestad del libro Oficio de la mañana. En éste declara su contradicción con el aparato productivo cuando confiesa sus limitaciones para ciertos trabajos: “no se vender nada/ no conozco de negocios”. La sinceridad y honestidad del hombre que nos rememora el poema Derrota del grande Rafael Cadenas.

La mujer como unidad sexual en la vida de los seres humanos a la que llama a secas y ardor de la carne hembra. Hasta el encanto de lo telúrico expresado en el libro Motatán, un homenaje al río de su pueblo natal. El vate también es dado a la exaltación dionisiaca y sensual que conduce hasta  el éxtasis.

Inevitables las influencias. Rivasáez profesa respeto y admiración hacia quien considera su maestro en la poesía y periodismo  el peta Antonio Pérez Carmona, autor de una vasta obra poética y ensayística, entre otras “Viaje por la poesía venezolana y su orbitar universal”. Es quien canaliza sus inquietudes de escritor y periodista  al enseñarle las claves de la mejor escritura.  El responsable de que hoy se aferre  a la literatura y el periodismo.

El trujillano es ajeno a las concepciones inmovilistas de la historia. Por ello en su poesía es apreciable la búsqueda de la experimentación por lo nuevo y diferente que afronta  con el necesario talento para practicar la literatura.  Es lo que determina la evolución de su palabra, el recurso para comunicarse con belleza y sensibilidad de esa rama de la filosofía que es la estética. 

Su propensión por el contrate es apreciable en su libro Monte de Venus en el que hace poesía concreta al estilo del poeta italiano Apollinaire. Así incurre en ciertos dislocamientos visuales en  aras de lo innovativo.  Experiencia similar se registra en la obra El último bar del oeste. La conversión visual del poema que permite al lector su intervención en el texto con pausa, regreso y saltos. 

La palabra es su recurso de trabajo cuyo nutriente es el entorno que asimila lucidamente. Con la comunión de la palabra levanta una variedad de deslumbrantes imágenes literarias devenidas del entorno cotidiano donde discurre lucidamente. 

Sus obras publicadas son: Disparos al corazón inalámbrico, Monte de Venus, Motatán,  La faena y los días, Diario de poemas, El último bar del oeste, Subterráneo, Prodigios y El oficio de la mañana.

Cuatro atrapan por su depurado lenguaje en que resalta la calidad de la sintaxis. Motatán, canto al río cuyo epicentro es el río de su pueblo Valera, Diario de poemas dedicado a un personaje histórico como Francisco de Miranda, La faena y los días y Prodigios.  La faena y los días derrocha unas estupendas imágenes, entre éstas la del oro y sol más el mundo rural con sus múltiples labores y estrechos caminos.  En los mismos demuestra  el esmero con que  contrae la práctica del lenguaje poético siempre de alto vuelo estético.   

No cesa en su aventura de la escritura. Ahora incursiona en el género de la narrativa  con un conjunto de micro relatos en los cuales demuestra sus capacidades para la escritura literaria. Estas creaciones están ungidas de los elementos de lo insólito, sorpresa, humor, ocurrencia, disparate, moralejas y un inseparable ingenio logrando así una permanente expectación que seduce al lector. 

Escribir conciso aparentemente es algo fácil, pero comporta el reto de expresar en pocas palabras las oraciones, contenido y mensaje planteado por el oficiante de la obra. Lo hace con decantado lenguaje, desenredadas tramas, personajes cotidianos, dominio del ritmo  y estilo sencillo para comunicar. La escritura narrativa de Rivasáez facilita, por un momento, la evasión de este valle de lágrimas que hoy es Venezuela.

Es el afán poético del bardo y periodista Ramón Rivasáez con la permanente y creativa vehemencia por la palabra escrita. Con él compartimos la coordinación de la página literaria “Intermedio” del vespertino El Diario de Lara dirigido por Pedro Claver Herrera. Un destacado trabajador cultural desde la instancia del periodismo con nueve libros por publicar.

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