La habilitación de MCM nunca fue uno de los temas de incertidumbres que hemos analizado durante los últimos meses para definir los escenarios venezolanos, por cuanto no estamos en un plano jurídico, donde evidentemente la decisión es injusta, inconstitucional y antidemocrática, sino en el plano político, donde el gobierno decide en función de lo que le conviene.
Así lo expone a través de su cuenta oficial en X, el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, al visualizar los escenarios que se han venido planteando en los últimos días y sus posibles consecuencias en el mediano y largo plazo.
Ratifica que esa no era una posibilidad, pues no estamos en el plano jurídico (donde obviamente la inhabilitación de MCM, Capriles y otros es injusta, inconstitucional y antidemocrática) sino en el plano político, donde el gobierno decide en función de lo que le conviene.
Advierte que con costos de salida infinitos para el gobierno y costos de permanencia moderados (pues no enfrenta una amenaza creíble de permanencia en el poder) la teoría de negociación llevaba directo a esa conclusión, prácticamente sin margen de error.
La incertidumbre real es ¿qué hará Estados Unidos frente a esta decisión?
Admite no tener una respuesta clara, pero si alguna información relevante para analizarla.
La primera es que USA (y toda la oposición) sabía que este momento llegaría. No hay sorpresas.
Y aun así la presión geopolítica, el tema migratorio, la búsqueda de re equilibrar el mercado energético occidental, la presión de los acreedores petroleros y financieras (entre otras) y la necesidad de evitar que se cancelara la elección del 2024, llevó a avanzar de una estrategia sancionatoria petrolera, que había fracasado contundentemente, a una flexibilización que permitiera la reinserción de Venezuela al mercado energético, con algunos estímulos para discutir y alcanzar algunos temas políticos (aunque nunca una elección competitiva).
Señala que también es verdad que la concreción de este evento injusto, ratificación de la inhabilitación, genera presiones relevantes dentro de USA para echar atrás los avances de la negociación y la cercanía de la campaña presidencial americana lo hace aún más inminente.
Pero, ¿qué significa echar atrás? ¿Realmente es regresar a lo que no servía como mecanismo de presión o es diseñar una nueva estrategia?
¿Se trata de regresar a las sanciones petroleras y tirar todo lo demás por la borda, sabiendo que Maduro puede perfectamente vivir con ello y no le teme para nada o tratar de diseñar presiones distintas y llamativas pero sin afectar lo avanzado?
¿Está dispuesto a regresar a las prohibiciones totales o se quedará solo con las de PDVSA, permitiendo en cambio la participación privada?
¿Estará dispuesto a castigar a Maduro hasta el punto en que Maduro lo use como excusa para suspender la elección y Nicaragua el país o preferirá un término intermedio, dentro de un país que igual no cumplirá las condiciones de la democracia liberal?
Admite tener muchas más preguntas que respuestas, pero si hay tres cosas que quedan claras:
1) si la oposición quiere participar en la elección del 2024 (y sigo pensando que es indispensable no desviar el rumbo otra vez) tendrá que buscar un mecanismo de sustitución de candidato, en el que participe MCM como parte fundamental de esa negociación. Sin ella, la derrota opositora está cantada. Y con ella convocando abstención o lucha de calle también.
2) Maduro será el candidato del PSUV , y la tesis de su sustitución parece más un deseo de adversarios que una posibilidad real.
El hará todo lo posible por que así sea, llevándose por delante a quienes intenten ponerse en su camino, sea opositor o chavista, da lo mismo.
3) La incertidumbre petrolera no terminará con las decisiones de Biden, pues el potencial triunfo de Trump volverá a barajar todo este juego y a ningún player que tenga que meter plata a largo plazo, le parecerá atractivo hacerlo sin aclarar hacia dónde va esto en 2025.
“Así lo veo, aunque puedo equivocarme”, dice Luis Vicente León.