206 años se han cumplido este 27 de enero de 2.023 de haber sido legalizado el caserío Cabudare, que ya existía en 1818, dice el ingeniero Manuel Cols, ex director general de la alcaldía de Palavecino y antes de la Fundación para el Desarrollo de la Región Centroccidental (Fudeco), quien al ser entrevistado por El Impulso añade que al constituirse la parroquia se definieron los sitios de la iglesia y la plaza.
Cinco años antes, en 1813, había estado por el lugar Simón Bolìvar, quien se guareció bajo la frondosa ceiba, la cual es emblemática por esa razón y se mantiene en pie cerca del puente San Nicolás, hito histórico que construyó en 1855 Nicolás Patiño y en su honor por llevar el nombre de San Nicolás. Y en 1.888 fue construido el puente Libertador, que está a cien metros al sur, sobre la quebrada de Tabure, en lo que hoy es la calle Juan de Dios Ponte, la cual entonces era la Calle del Comercio.
Crecimiento poblacional y económico
Con base del censo de 1950 del Ministerio de Fomento, que entre sus funciones figuraba la de censar a la población, el ingeniero estima que Cabudare tenía ocho mil personas y el municipio Iribarren 135 mil habitantes.
Seguidamente, manifiesta que precisamente en el año 1950 ocurre un hecho importante con la estructuración de la Corporación Venezolana de Fomento en momentos que estaba fluyendo el dinero producido por las exportaciones de petróleo. En aquel momento se crea el Plan Azucarero Nacional y se comienzan a dar créditos para estimular la siembra de caña de azúcar, y en particular, aquí en Barquisimeto, otorgan un crédito para que sea construido el Central Río Turbio, cuya inauguración estuvo a cargo del general Marcos Pérez Jiménez en 1955 cuando ya existía. La Azucarera Río Turbio, como compañía, constituida tres años antes.
Para tener una idea del impacto que tuvieron el Central y la cañicultura en la zona es de resaltar que la única factorìa que llamaban grande era el Central Tarabana, en la hacienda Tarabana, al lado de Santa Rita, que procesaba 40 toneladas de caña al dia, algo asì como el volúmen que pueden transportar tres camiones de los grandes de hoy en día. Las primeras moliendas del Central Río Turbio eran de 2.500 toneladas por día. Tremendo brinco este de 40 toneladas a más de 62 veces esa cantidad. Pero, no quedó ahí la cosa, pues, siguió creciendo la molienda hasta 6 mil toneladas por día. Ese avance acelerado tuvo que tener un impacto muy grande tanto en Barquisimeto como en Cabudare y, desde luego, obras que se hicieron en la región: la carretera Panamericana, el hotel Nueva Segovia, el hospital central Antonio María Pineda, la avenida Vargas; es decir, toda una serie de infraestructura que le dan un poderoso empuje a Barquisimeto y del cual también se beneficia Cabudare.
Esa dinámica de la caficultura y el Central induce a la construcción de las primeras urbanizaciones populares del Banco Obrero en Cabudare, como Daniel Carías y otras dos o tres más, lo que reflejó el impacto de la caficultura en Palavecino.
El boom de la construcción
Acerca del crecimiento urbano de Cabudare, el ingeniero Cols dice que después del primer bum agroindustrial, vino el segundo con la construcción. El crecimiento económico de Barquisimeto impacta a Cabudare en términos de que surge la demanda para construir viviendas y empiezan a construirse las urbanizaciones que hoy conocemos como el nuevo Cabudare, sobre todo en la parroquia José Gregorio Bastidas. Primero fue la urbanización La Hacienda y después vinieron la Chucho Briceño, Las Mercedes, El Trigal y, en general, un rosario de urbanismos que ponen a Cabudare de 8 mil personas en el año 1950 a 245.000 que deben estar hoy. Pocas ciudades tienen una tasa de crecimiento tan acelerado como la que registró Cabudare en esos años como en su momento lo tuvo Valencia.
De la bonanza económica del estado Lara nos quedó la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, la Universidad Pedagógica, la Universidad Politécnica, así como un conjunto de actividades económicas que atrajo inmediatamente miles de personas hacia Barquisimeto y Cabudare. Tanto fue el impacto que se produjo que llevó al doctor Eduardo Gómez Tamayo, presidente de la Corporación Venezolana de Fomento, a calificar a Barquisimeto como Capital del Desarrollo.
Caída del crecimiento y pérdida de dinero
Pero, toda esa bonanza llegó hasta los años 2.000 cuando comenzamos a confrontar el problema de las nuevas políticas, que causan un proceso de depresión, expone nuestro entrevistado. La curva económica de ascenso dio un giro y nos disparó hacia una caída. Un factor, a mi juicio, que ha impactado a Cabudare, negativamente, fue la crisis que se genera cuando el gobierno confisca las fincas del valle del Turbio sobre todo las fincas que estaban en Palavecino e Iribarren. El ojo puesto a los larenses y, después de las confiscaciones vino la destrucción del cultivo de la caña.
–En esa ocasión, Hugo Chávez, desde el avión vio los sembradíos y propuso que en vez de caña se sembrara girasol.
–Una locura. Lo sembraron y no sirvió para nada. Porque la confiscación de las fincas y la destrucción de la caña lleva a la quiebra del Central, el cual está hoy cerrado. Eso significó la pérdida de miles de empleos en las plantaciones, en el Central, en el equipo de transporte que llevaba la caña de las haciendas al Central, en la logística de alimentación de la gente. Visto como proyecto general de la industria azucarera alrededor del Central Río Turbio fue un bajón muy grande para toda la economía de la zona.
Cuando se le observa que se ha dicho que no hay inversiones por falta de recursos, seguidamente riposta:
Yo creo que no es así. Que el dinero lo están utilizando mal o en cosas no productivas como de unos cultivos que se sabían no iban a prosperar. Gastaron millones de dólares en lo que llaman casas de mallas para cultivos y las colocaron en la hacienda Tarabana y todo eso se perdio. Si hubiesen invertido esos reales que malgastaron con esos inventos, el impacto hubiera sido positivo en la economía Y hay que contar algo más: aquí en Palavecino decretaron la zona económica especial, ubicada en El Palaciero y La Montañita, que tiene una poligonal de alrededor de 2.800 hectáreas, de las cuales una parte es de La Montañita y La Galerìa, y la otra, que es la màs grande, es la que corresponde al asentamiento campesino El Palaciero.
Para esa zona económica especial que denominaron Palavecino comenzaron y construyeron un ramal del ferrocarril en La Montañita para que el ferrocarril pudiera entrar a la empresa Metro Acero, la cual estaba operando hacía siete años. Hicieron unos movimientos de tierra enormes y construyeron una edificación para lo que consideraron el puerto seco o aduana subalterna y en ella se gastaron una cantidad de dólares muy alta. A estas alturas esa es plata perdida, Metro Acero, que era una empresa cerrada, cerró puertas porque Sidor dejó de producir las láminas de hierro que le mandaba. Y lo del puerto seco se volvió cuento chino porque esa zona no tiene tiene agua, ni electricidad, ni drenajes, ni cloacas, tampoco hay infraestructura para la educación, ni para el deporte; en fin se plantearon un proyecto en el papel y, en la práctica, nada existe. Pero gastaron un rehalero, que si lo hubieran invertido en fortalecer los pozos de agua que existen, podrían mejorar el abastecimiento de Barquisimeto y Cabudare, y no tuviéramos padeciendo la tremenda crisis de agua hoy día.
Dice el ingeniero Cols que, en estos días, le preguntaron qué pedirìa para Cabudare y su respuesta fue agua y electricidad. Asi de sencillo, concentrar los recursos para que esos servicios puedan mejorar sensiblemente. Porque los que les están inyectando son a cuentagotas. Arreglan un pocito y al otro día se vuelve a dañar No hay sistema de mantenimiento suficiente y permanentemente hay conflictos porque se fueron los fusibles, se dañan los tableros, etcétera. Los servicios en general están colapsados y no hay visos de que vayan a mejorar.
En cuanto al déficit de los servicios, dice que no es posible precisarlos. Pero sólo con valorar que de los siete días de la semana nos envían agua una sola vez, pero hace veinte años no faltaba un solo día. Y hay semanas que no llega. Y en electricidad, todos los días nos quitan cinco horas del servicio, Grave es que no haya electricidad porque todo se paraliza. Hoy cuando el mundo se maneja con la electrónica, una falla eléctrica es perjudicial.
Habitantes desasistidos
Al celebrarse el nuevo aniversario de Cabudare, sus habitantes se sienten desasistidos de la mano del gobierno, sobre todo porque no hay manera de que se resuelvan los problemas de la falta de agua, las fallas eléctricas, del asfaltado de las calles porque los carros se desbaratan más todos los días por la cantidad de huecos, la educación universitaria que es un proyecto líder para Palavecino está muy golpeada, ha mermado la matrícula de las universidades privadas y han sido desvalijadas las universidades públicas.
Inundaciones
En cuanto al problema de las inundaciones, que ha sido constante en Cabudare, el ingeniero Cols, quien ha estudiado durante años esa situación, sostiene que si un inversionista interesado en Palavecino se entera que es precaria el agua y que la luz se va todos los dìas, y encima de eso le dicen que cuando llueve se producen enormes inundaciones, indudablemente, saldrá corriendo.
Del macizo Terepaima bajan por lo menos 23 quebradas, las cuales hoy día atraviesan la ciudad, pero hace cien años no pasaba nada porque Cabudare tenía una población pequeña y no es la de ahora. El crecimiento urbano arropó las quebradas y sus espacios fueron quitados por la construcción ordenada de las urbanizaciones como por la construcción espontánea de los barrios y las invasiones.
Hoy es serio el problema, pero ha faltado voluntad política en el sector oficial para tomar en cuenta los estudios que se han hecho. Una de las propuestas más razonables es construir pequeñas presas en el piedemonte de Terepaima, por lo menos para las cuatro principales quebradas. Al respecto se recomienda construir pequeñas represas de 15 metros de altura y del ancho de la quebrada, que oscila entre los 40 y los 50 metros, lo que evitaría que las crecientes irrumpan en la parte baja de Palavecino y generen las inundaciones. Esa solución ya ha sido experimentada en varios países con resultados exitosos, dice el experto en planificación.
El optimismo de la gente
A pesar de todas las dificultades expresadas, el ingeniero Cols se muestra optimista ante la posibilidad de que haya un cambio de políticas.
El municipio Palavecino `presenta grandes oportunidades, indica. Aquì tenemos un enorme potencial en el área ecoturìstica, cuyo principal baluarte es el parque Terepaima, el cual tiene 18 mil hectáreas espacio tan grande como el valle de Quíbor.
En ese parque hay territorio de Palavecino, Simón Planas, Iribarren y el lado sur pertenece a Portuguesa. Y tiene una clientela de más de dos millones de personas para visitarlo y disfrutar del paisaje de montaña como lo hace la gente en Bogotá, que se va a la montaña de Montserrat y pasan todo el día.
Esa clientela de más de dos millones de Barquisimeto Cabudare y Yaritagua de entrada es un negocio.
Si se vuelve a reproducir el paisaje del valle del Turbio, las casas de las fincas y todo el ambiente que existía podría desarrollarse el eco turismo agrícola para que los visitantes observen las áreas de producción y el procesamiento de la caña de azúcar en el central, lo que es un trapiche y demás cosas atractivas que brinda el campo, tal como ocurre en otros países.