El calendario actual va dejando un país en materia económica con los mismos síntomas negativos que semestres pasados, donde el Estado solo subsidia un valor de la divisa no oficial, al vender millones de dólares cada semana a un valor inferior al del mercado. Esta política macroeconómica privilegia una quietud solo en el precio de la divisa en cuestión, rezagando los desajustes del sistema en general por mantener contenida una sola variable del sistema económico nacional, en menosprecio de quienes son el motor de la actividad económica; los cuales se cuentan en millones y se pueden aglutinar bajo un concepto como es la nómina pública.
De igual forma, los recientes anuncios en aumentó en las compensaciones por concepto de bonificación, parecen políticas destinadas a motivar la asistencia de los trabajadores públicos a sus puestos de trabajo, mientras se habitúan a los controles digitales que son un requisito para ser beneficiarios de los demás bonos, cuyo método de aceptación requiere la interacción con un algoritmo que recolecta datos personales. Dicho accionar es un salvavidas momentáneo para el consumo interno; lo que redunda en reposición de inventarios y santa marías abiertas.
Por otra parte, se puede prever una reactivación de los pliegos conflictivos pospuestos por el mayor empleador del país, quien ya está desplegando sus contramedidas para seguir ignorando sus obligaciones patronales, porque las salas situacionales contratadas con el erario público, sólo diseñan contramedidas punitivas y otras destinadas a incidir enormemente en todo el espectro de la opinión pública. Mientras ignora las soluciones más factibles como los aumentos de sueldos cuyos cálculos se hagan según los estándares fijados por las ciencias económicas.
En resumen, una verdadera recuperación económica comienza realmente en Venezuela, cuando la nómina pública sea resarcida en cuanto a los beneficios que le corresponden, porque las tablas salariales no deben estar sometidas a la ignominia actual, un trabajador a tiempo completo en la administración pública debe tener una remuneración que le permita salir de la base de las necesidades básicas, y solo tener como norte una carrera profesional que redunde en beneficio colectivo, porque las políticas públicas que van a resolver los problemas comunes; demandan un recurso humano satisfecho con su función laboral.
Finalmente, se puede inferir que la ya anunciada política de bonificación, va a contribuir en buena medida en la maltrecha economía doméstica nacional, porque los trabajadores que han podido soportar el seguir asistiendo a sus puestos de trabajo, remunerados en centavos de dólar por día, ahora verán liberado algo del tiempo que invertía para conseguir más ingresos para su vida diaria. Lo cual va a redundar en algunas horas más de servicio al país, porque un trabajador público es sinónimo de estabilidad; para un entramado social con demandas pospuestas que reclama su posición plena como sujetos principales, ante un Estado que existe gracias a su legitimación popular.
Eduin Adjunta
@adjunta90