En mi modesta opinión acabamos de cerrar la puerta a doce meses terribles para Venezuela y su democracia. No se registran avances en ningún sector, pero sí abundantes y peligrosos retrocesos. La mejor prueba de ello ha sido el reciente Informe presentado por Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional recientemente. Debería haber sido, como era su obligación, una rendición de cuentas sobre el 2023, de toda la gestión realizada en cumplimiento tanto por él, como el resto del esquipo, durante ese lapso. Pero, no solamente incumplió con el mandato constitucional. El discurso de cerca de seis horas, fue muy malo, como nunca antes pueda recordar mi memoria. Desviaciones, chistes de mal gusto, burlas sistemáticas a propios y ajenos, en fin, una fiel proyección del personaje.
Sin embargo, hay una parte que merece toda nuestra atención. Fue la referida a las supuestas cuatro conspiraciones para asesinarlo y provocar un inmediato cambio de régimen. Aunque no fue concreto ni precisó mucha información, mezcló los nombres de varios personajes de la oposición, sin llegar al fondo de una acusación tan seria. Creo que el país está muy claro y no le ha prestado mayor atención a un punto tan delicado, en caso de ser cierto. Pero ya basta de mentiras y exageraciones en asuntos que parecieran inventos basados en informaciones de organismos de seguridad a su servicio, al margen de sus verdaderas obligaciones complaciendo a quién teóricamente los dirige. Mientras escuchaba llegué a la conclusión de que de ser verdadero lo afirmado, pues ya estaría pidiendo pista en la otra vida. La verdad es que la pide, pero en su propio mundo, en donde ya no lo soportan.
No puede aspirar a ser electo nuevamente, un personaje que goza de un rechazo superior al ochenta y cinco por ciento de la población electoral, en un proceso democrático abierto a todas las instancias nacionales e internacionales. Para continuar tendría que quitarse la careta y asumir la dictadura integralmente que, por otras razones y mecanismos, lo liquidaría definitivamente y también a los más comprometidos con su larga gestión.
El régimen madurista ya es pasado. Se avecina una nueva etapa que será con plena vigencia de los principios fundamentales de la vida en libertad y democracia. Habrá una auténtica renovación en los partidos tradicionales y los nuevos tendrán que desarrollar procesos internos de formación con los nuevos y viejos dirigentes, estos últimos provenientes en altos porcentajes de COPEI y Acción Democrática.
El pueblo opositor se pronunció el pasado 22 de octubre. Acertó en la escogencia de María Corina Machado como candidata presidencial y líder del proceso que nos llevará a la próxima elección. Tenemos fe y esperanza en que con su capacidad, probada experiencia y coraje sumará el respaldo activo de la nación.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz
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