Para los venezolanos del siglo XX, el 23 de enero de 1958, es símbolo de libertad y por 40 años, hasta 1998 su dirigencia satisfizo las aspiraciones del pueblo en lo político, económico, social, educativo, admitiendo algunos que la corrupción minaría sus bases y cuyas aguas trajeron éstos lodos a extremos, que si bien, Venezuela como se ha dicho, entró al siglo XX en 1935, con la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, a la fecha 2024, hecho regresado al siglo XIX que es harina de otro costal. Lo que nos interesa destacar, es el aporte de los larenses a otros 23 de enero. Si haber vamos, la Semana del Estudiante, promovida desde la Universidad Central en 1928, sería el primer 23 de enero del siglo XX. El tocuyano Pío Tamayo es la representación de una docena de bachilleres barquisimetanos, Carora que aspiran hacerse médicos, abogados, ofrendando su juventud en las mazmorras de la dictadura y el exilio, como los médicos y primos Epifanio Pérez Pérez y Juan Pablo Pérez Graterol.
A la muerte de Gómez y estimulada la sociedad, se comenzarían a constituirse agrupaciones políticas, unas a favor del evidente continuismo de un gomecismo reformado y conducido por las generales López Chávez y Medina Angarita y otros en su contra. De allí surgirían las «Juntas Pro Elecciones» que en Lara las ganarían el «oficialismo» Así llegamos a la huelga del 14 de febrero de 1936 que sería el segundo 23 de enero por las reivindicaciones alcanzadas. Ese mismo año, los trabajadores larenses organizados en gremios (albañiles, chóferes, alpargateros, pintores, tipógrafos) protestarían por la imposición de una «Ley de Orden Público» porque «Esa Ley, que en sus esencia, es algo peor que la abominable «Ley de Defensa Social» los obrero de Barquisimeto la consideramos como un nuevo atentado a la soberanía”
El 18 de octubre de 1945, es otro 23 de enero, al imponerse el sistema democrático. Allí estarán entre muchos más, Ramón Orellana, Eligio Anzola Anzola, Pedro Adrián Santelíz, Armando Velásquez Mago, Teodoro Meléndez Penzo, Antonio Castellano, José Gregorio Gutiérrez, María Pereira de Daza, Catalina de Romero y por la «Asociación Juvenil Venezolana» Ramón Escovar Salom, Miguel y su hermano Juan Romero Antoni, Dori Parra de Orellana y sus hermanos. Los mismos, que se enfrentarán a la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) constituyéndose en Junta Patriótica e incorporándose: Jesús María Colmenares, Hernán Gámez, Manuel Vicente Ledezma, Rafael Ángel Cartaya, José Rafael Mendoza, Rafael Azparren, Rafael Montes de Oca, además de estudiantes como Héctor Lameda, Julio Valero Roa, Juan Páez Ávila, Francisco Cañizález Verde, Ali Vásquez, Juan Pablo Soteldo, Pedro Peñalver, José Agüero (El catire) Reinaldo Vásquez, marchando junto, a pocas horas de la fuga del dictador junto a la novia del liceo «Lisandro Alvarado» Elizabeth Gutiérrez con sus profesores, en el marco de un espíritu unitario, fundamental para los objetivos colectivos. Caída la dictadura, el competente ingeniero Froilan Álvarez Yépez sería el gobernador de la transición hacia la democracia..
Luchas aquellas, que nunca fueron fáciles con la tragedia ya en democracia, que no hubo capacidad y voluntad para asumir los retos, ante las desviaciones de la misma y los desafíos de una inesperada riqueza que se ofreció «administrar con criterio de escasez» resultando todo lo contrario, y siendo advertido a partir de 1980, más no escuchado sino llamándoles «Profetas del desastre» que nos ha conducido a una crisis de pronósticos catastrófico y peor aún, ausente de liderazgos, que mantiene a la sociedad en incertidumbre. Ya para 1995, el empresario Rafael Marcial Garmendia denunciaría: …«Dirigencia política fracaso estruendosamente en Lara»…
A 29 años de ello, no se ve una luz en el túnel éste 23 de enero, quizás a la espera que el «Espíritu y Signos del Tiempo» nos ilumine y a la Historia voy Victoriosa o vencida…
Jorge Ramos Guerra
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