“¿Cómo podía adivinar yo,
el destino que le esperaba?…
…En verdad la vida humana es,
…como el rocío, o como un relámpago”.
“¿No querrá alguien, apretarme el cuello,
…calladamente, mientras duermo?”.
Ryunosuke Akutagawa.
“Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido,
…que abrirla y disipar la duda”.
“Nunca discutas con un idiota, te rebajará a su nivel…
…y te ganará por su experiencia”.
Mark Twain.
- Los Misterios de Ideo Tanico Maz Duro.
Una persona puede disimular cualquier cosa, menos ser un idiota. A menos que, no se reconozca. Por otro lado, es natural hacerse el idiota, o pasar por idiota, siempre que sea un suceso transitorio, ocasional, fugaz. El idiota genético, posee una disculpa manifiesta, y en muchos otros suscritos es un sumario propio de estulticia, llámese insurrecto cretino, socialista mentecato, anti imperialista pueril, del proceso bonito o en proceso de estupidez integral, a la sazón, da la justa medida.
A las sociedades de mal vivientes como las que desarrollan los países tiranizados por idiotas, tales tipejos casi inquebrantables, pasan bajo la mesa de los adláteres, pero no de sus conciudadanos, pues éstos, son mártires de sus descalabros de bufonada. De acuerdo a eso, un celebrado rimador japonés, antes de suicidarse, rubricó una pequeña fábula, que a los pocos años, fue de forzosa lectura para interesados en entrever cómo funciona este raquitismo mental en los impertinentes que medran bajo la sombra del poder, demostrado sobre aldeanos incautos.
Para comprender el propósito, el traductor, Ioma R KiTo, idiota consumado del oficio, perturbado por transcribirlo, convirtió la fábula del nipón en un clásico, y sin poder soportar tanta crudeza, rodeado en una burbuja de locura propia de atolondrados, no aguantó más, con lo que visando su kanji, se infringió seppuku. Cumplo con el compromiso de exponer la idiotez supina, que subsecuente les narro…
Ideo Tanico Maz Duro, fue un gaijin de aldea menesterosa, en una franja cercana a la capital Edo, hoy, Tokio, que llegó a Shogún, usurpando el trono. Alto, afectado por dieta poco proteica, y un mostacho espeso, custodiaba al horizonte de sus paisanos, cosa inaudita para un asiático de origen caliche. Como extravagante, al fin, vagaba eremita en sitios poco visitados. Cementerios desérticos, al lado de lupanares, junto a manicomios, detrás de los hospicios de pordioseros, entre otros distritos de trastornos bipolares.
Hubo épocas en el que Mazdu quiso ser poeta Kojiki, Nihonshoki, titiritero Bunraku, hábil emaki, y sobre todo, comer con la vista la rosada enagua de la contorsionista aprendiz de geisha. Su afición se vio rasgada, cuando a corta edad, por estar con el miembro rígido, se desplomó de un sobradillo, ante un rimero de admiradoras, celebrando el gordo tamaño del miembro, realidad que lo apesadumbró de por vida, instaurándose como misántropo, en su propia aldea de olvidados pescadores.
Cubierto con andrajos, a lo Francisco de Asís, y con afán que no da tregua, dormitaba sobre un panteón donde se desemparejaba un epitafio “esta es la casa del idiota más duro”, cosa que sonó a su apellido; conmemoró a su amigo de infancia, idiota magistral, Kabe Yito Tostado, un oficial corrompido de instinto violento, egoísta y cruel, que terciaba sustancias ilícitas, que usó, hasta convertirse con su mazo dando, en un dios dado, traficante sin igual.
El más ilustre de sus asociados, Ideo Ta, conocido como Tan Cha Bes, un mendicante embaucador, que fungía de adivinador para cándidos, que sobraban en la villa de la carestía. El pueblo Taradoki-zuela, no concebía distinción a su muchedumbre, reventada de apetito, plena de consternación, e inopia indefinida.
Fue Ideo Ta, el inspirador de Mazdu Ro, al desplegar los principios del idiota popular donde se establecían las 4 leyes de la estulticia: 1) Si cometo una acción, y obtengo pérdida, al tiempo que procuro beneficio a otro, seré un incauto; 2) Si realizo una acción y obtengo beneficio, y al mismo tiempo se lo procuro a otro, seré inteligente; 3) Si lo hago obteniendo beneficio, pero causando perjuicios a otros, seré un malvado; 4) Si causo daño a otros, sin obtener beneficio, seré un estúpido. En Mazdu, la 3 y 4, eran su némesis y filosofía capital.Con el tiempo, y nadie supo cómo, ni porqué, pero sí cuándo, se hizo soberano. Con el pasar de lustros, acabó con la riqueza, la empresa, la economía, la filosofía y hasta consigo mismo, al extremo que ni los robadores lo apreciaban, pues no había que pillar. El colmo de la estupidez, habría llegado al cenit. Mazdu Ro, viéndose cercado por su misma payasada, practicó Harakiri, y nadie entendió el Kanji que escribió porque de paso era casi un ilustre ignorante. Paz a su estupidez, se leía en la lejana tumba solitaria, frente al mar, repleta de guano níveo, rojo rojito…
MAFC