Historias de la Divina Pastora (VII) #15Ene

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Lunes 14 de enero de 1856

La angustia del padre Yépez lo obligó a traer la imagen de la “Divina Pastora”. Era un lunes 14 de enero de 1856. El día anterior había reunido un centenar de personas, hombre y mujeres para revisar su propuesta, que consistía en traer la imagen de la Divina Pastora de “Santa Rosa de los Cerritos” El camino era muy angosto, rodeado de cujíes, cauitos y muy empedrado, pero no extraño a los barquisimetanos y su actividad comercial con el poblado que a su vez tenía relaciones con otros pueblo de las zonas llaneras de Venezuela.

Después de los sucesos de 1854, en la llamada «Tierritas Blanco» se levantó una inmensa cruz y se llevó al Nazareno como muestra a fe y de paz, que tanto se reclamaba en Barquisimeto. A ese sitio se disponía llegar en procesión la imagen de la Divina Pastora, en un trayecto de varias horas de camino. La salida se dispuso al salir el sol. Cuentan que fue impresionante la concurrencia, con en tiempos de la salida de local judíos de Egipto, que partieron a pie, a mulas, caballos e improvisadas carretas, además del abastecimiento de alimentos y agua tratándose del fuerte verano, llegando a las 11 de la mañana donde otra multitud les esperaba acompañándole de regreso en oraciones que fue inmediato, bajo un sol inclemente, llegando a «Tierritas Blanca a las 4 de la tarde donde le esperaban más de 4.000 almas que entonaban el Salmo Miserere y de allí al templo de la Inmaculada Concepción donde José Macario Yépez oficiaría la misa. y con su voz trémula de emoción dijo:

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-“Dios de Misericordia, Dios ten piedad, Dios de indulgencia, que te apiadaste de la angustia de tu pueblo y dijiste al ángel exterminador de este mismo pueblo: Detén tu mano, te suplicamos, que por amor de aquella gloriosa estrella, cuyo seno precioso te suministro la dulcísima leche que degustas; nos conceda el auxilio de tu gracia contra el veneno de nuestros delitos a fin de que con toda seguridad nos libertamos de toda peste, de todo asechanza de perdición. Por ti, Jesucristo, Rey de gloria que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amen”.

Entonces el silencio y el incienso fueron cómplices de un extraño momento entre los feligreses, apenas unos instantes, segundo, solo interpretando por Dios, mientras José Macario Yépez fue retirándose del templo, para nunca más volver.

Sería la última víctima del cólera.166 años después Barquisimeto ha sido sacudida por otra universal epidemia «El Covid» y la advocación de la Divina Pastora ha estado presente en su multitudinaria procesión renovada hoy 14 de enero de 2024.

Jorge Ramos Guerra

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